La denuncia de una mujer tras no permitirle subir en silla de ruedas al autobús: "Gran discriminación"

"Rabia", "tristeza", "humillación" e "impotencia". Es lo que sintió Ana después de que un conductor la dejara en tierra al no permitirle subir con su silla de ruedas a un autobús urbano en Valladolid.

Esta vallisoletana, afectada por una distrofia muscular congénita y usuaria habitual del transporte público, ha relatado en COPE un episodio que supone para ella una "gran discriminación".

Debido a esta enfermedad, que la diagnosticaron con cinco años de edad y que la mantiene también conectada a un respirador, se mueve en silla de ruedas desde los siete. Al acercarse su autobús a la parada en la que esperaba junto a su madre hizo un gesto al conductor para que este se detuviera y desplegara la rampa de acceso para personas con discapacidad física.

Tras detenerse, el conductor "negó con la cabeza" y no le permitió el acceso alegando que el vehículo estaba "muy lleno". Sin embargo, según ha denunciado la propia Ana a través de un vídeo en sus redes sociales, el resto de personas que esperaban junto a ella sí pudieron subir al autobús.

Ninguna de esas personas que esperaban junto a ella al autobús dijo nada. Aunque si le dio tiempo a adivinar la "sorpresa" en las caras de algunos usuarios que se encontraban ya en el interior del vehículo. Tampoco el conductor le dio más explicaciones cuando Ana, convencida de que finalmente desplegaría la rampa y abriría las puertas, vio alejarse al autobús.

Entonces, a Ana no le quedó más remedio que dirigirse "entre lágrimas" a la parada de autobús más cercana. "Me puse a llorar" al comprobar en primera persona "que actitudes como esta siguen estando presentes en la sociedad".

"Un fallo humano"

El gerente de Auvasa, José Alfonso Gálvez, ha confirmado en COPE que uno de los dos espacios reservados para personas con movilidad reducida sí estaba ocupado por una madre, un carro y su bebé bebé. El otro, no, aunque lo ocupaban otros usuarios ante la falta de espacio en el vehículo.

Para este tipo de casos existe un protocolo que, reconoce Gálvez, no se cumplió. El conductor del autobús no informó a la oficina central el nivel de ocupación del autobús. Tampoco a la usuaria del tiempo que tardaría en llegar a la parada el siguiente servicio. A su paso por Mediodía COPE Valladolid ha achacado lo ocurrido a un "problema de comunicación". "Un fallo humano", sentencia.

¿Es Valladolid una ciudad accesible?

La Plataforma Representativa de Personas con Discapacidad Física (PREDIF) estima que, aproximadamente, 1.200 personas necesitan diariamente una silla de ruedas para moverse por Valladolid.

El Indice 'Smart Cities' tiene en cuenta, entre otros factores, cuestiones como la inclusión de las personas con discapacidad y su posibilidad de acceder a los servicios públicos. Valladolid está en el Top 10, con el 63 por ciento de los objetivos cumplidos para ser una 'Smart City' en 2023.

Sin embargo, en ocasiones los avances tecnológicos también pueden suponer una desventaja. A Sonsoles, usuaria de la ONCE, la llegada del vehículo eléctrico le ha complicado mucho saber cuándo llegará a la parada su autobús porque apenas hace ruido. Ella tiene una discapacidad visual total desde que nació. Desde hace cinco años dispone de un mando que le informa de los tiempos de espera, pero en ocasiones esa información "no es nada exacta".

Por estos motivos se opone a la nueva normativa que obliga a los usuarios a levantar la mano si quieren que el autobús se detenga en su parada. "Es inconcebible" para las personas con discapacidad visual, asegura.

Sonsoles reconoce que, aunque se ha avanzado, aún queda mucho por hacer. La accesibilidad "es un derecho", recuerda. Para ella es prioritario mejorar la seguridad de las personas con discapacidad visual a la hora de cruzar la calle. Reclama más sistemas de señalización en el suelo. También que "todos" los semáforos dispongan de señales auditivas.