El duro testimonio de dos personas sin hogar en Valladolid: "Lo estoy viviendo en mis carnes"

En el Albergue Municipal las 64 plazas están cubiertas, aunque existe la posibilidad de derivar a los futuros usuarios a pensiones de la ciudad

Javier LunaLaura Ríos

Publicado el - Actualizado

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En Valladolid se estima que hay menos de 150 personas sin hogar. En su mayoría, son inmigrantes. Y cada vez más jóvenes, según señala el Informe COPE.

Pero en el centro de día de Cáritas nos hemos encontrado con Javier. Él es de Valladolid. Está jubilado después de haber cotizado más de 25 años. Su vida no ha sido fácil.

El consumo de drogas terminó llevándolo a prisión durante tres años por tráfico de estupefacientes. Hace mes y medio “me retuvieron mi pensión”, explica a COPE, por multas, precisamente, relacionadas con el consumo de drogas. Desde entonces, nos ha contado, está en la calle. “Es duro”, confiesa. Y se le quiebra la voz al relatarnos cómo duerme donde puede. “Lo estoy viviendo en mis carnes”, se lamenta.

Asegura Javier que hace mes y medio, cuando se dirigió al Albergue Municipal, le comunicaron que “no había plazas”. Recibe asistencia de Cáritas y acude al comedor social.

Su esperanza es que pronto le levantarán el embargo de su pensión, lo que le permitirá empezar a buscar, al menos, una habitación si con sus casi 800 euros de prestación no le alcanza para pagar una casa completa en alquiler. Javier se agarra a que su situación es “temporal”.

Venera, búlgara en Valladolid

Según la última encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística, en Castilla y León hay 182 personas sin hogar por cada 100.000 habitantes.

Como Venera, que llegó a España en el año 2015, animada por una compatriota búlgara. Se alojó en su casa y fue encadenando trabajos: en la vendimia, cuidando a personas mayores... Pero su amiga falleció y se vio en la calle. También perdió su trabajo. Ahora cobra el Ingreso Mínimo Vital, puesto en marcha por el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Pero no le llega para pagarse un techo y, a la vez, pagar las facturas o la cesta de la compra, que se ha encarecido un 12 por ciento. “No me llega”, explica Venera a COPE, para pagar la cuota de alquiler y una fianza.

Venera es usuaria de los centros de día y acogida de Cáritas en Valladolid. Allí, reconoce, ha encontrado muchas manos amigas que la están ayudando a salir adelante. “Aquí tengo su respeto”, agradece a la entidad.

Tras la pandemia del COVID-19

La pandemia supuso una vuelta de tuerca en los Servicios Sociales de Valladolid. Se amplió a las 24 horas el centro de día de la ciudad y se pasó de 58 a 64 las plazas disponibles en el Albergue Municipal, ubicado en el Paseo del Hospital Militar.

Todas están cubiertas, pero hay plazas de emergencia para atender a nuevas necesidades. En caso de que el albergue no tenga capacidad, se derivan a las pensiones de la ciudad, pero éstas están empezando a desaparecer por la falta de relevo generacional, como ha explicado a COPE la concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valladolid, Rafaela Romero.

El comedor municipal ofrece cada día 125 comidas, pero nuca se cubren las plazas. A mediodía se sirven 95 comidas y de noche, la cifra desciende hasta las 80 cenas.

Uno de los grandes aciertos fue ampliar durante todo el día el servicio de atención del centro de día. Aquí se ofrecen más de un millar de actividades, itinerarios de inserción laboral que han permitido el pasado año que el 11 por ciento de los usuarios consiguieran un empleo. Principalmente, en hostelería.

Hay un dato a tener en cuenta y aunque el porcentaje de hombres es el más elevado —80 por ciento— el de mujeres ha pasado del 10 al 20 por ciento. Este colectivo requiere de una atención más específica dada su vulnerabilidad.

Cruz Roja: un trabajo desde las calles

En los primeros cinco meses de 2023 Cruz Roja Valladolid ha atendido a 251 personas sin hogar. Un programa que arranca en la calle de la mano de 25 voluntarios que tratan de acercarles a los servicios que se prestan dentro de la entidad. Allí se encuentran con muchas realidades, tantas como personas que han visto cómo la red social con la que contaban se ha fracturado. Han vivido un proceso de pérdida personal a la que se suman problemas de salud física y mental, también económicos, según explica Magdalena Palomo, coordinadora del programa en Cruz Roja Valladolid.

Pero hay una puerta a la esperanza, eso sí, aunque el proceso requiere de mucho esfuerzo personal y de medios que se proporcionan desde Cruz Roja en este caso. “Primero ha de recuperar su identidad administrativa”, señala Palomo. Y luego, abrirse “todos los procesos personales que permitan su re inserción en la sociedad”.

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