Eduardo Strauch, superviviente de los andes : “Lo peor en los primeros días no fue el frío, sino la sed”

Eduardo Strauch, uno de los 16 supervivientes del trágico accidente aéreo en Los Andes en 1972, es un ejemplo junto a sus compañeros de cómo el ser humano no tiene límites. La supervivencia durante 72 días en ese ambiente hostil ha llevado a Eduardo a intentar transmitir sus experiencias y aprendizajes en una charla que le ha llevado por todo el mundo titulada 'Exit: Sobrevivir en Los Andes'. 

Esa palabra, exit le dio fuerzas durante su odisea y ahora cada vez que la ve piensa en que 

“ fue mi compañero todas esas largas eternas noches donde uno dormitaba un rato y te despertaba” y “ en la oscuridad de ese pedazo de fuselaje a 4 m de altura yo miraba siempre el cartel durante horas y horas y pensaba éxito salida, vamos a encontrar la salida, vamos a tener éxito y por suerte bueno se cumplió encontramos la salida y se pusieron de manifiesto todas las capacidades que tiene el ser humano que eran inimaginable para mí”. Un aprendizaje que fue viendo con el tiempo y que le hizo estar muy orgulloso de lo que fueron consiguiendo todos, cambiando incluso su perspectiva y fé en la humanidad “yo empecé esa odisea muy escéptico al ser humano, como es bastante usual en los jóvenes y sobre todo en esa época y terminé creyendo y teniendo una tremenda fe en el ser humano, porque sí somos algo mucho mejor de lo que creía”.

LA SOCIDAD DE LA NIEVE UNA UTOPÍA EN LA SOCIEDAD ACTUAL

Cada día de esos 72 ese grupo de jóvenes se fue adaptando y sintiendo cada vez más fuertes para soportar todas las penurias que tuvieron que superar. Pero si tienen algo claro, es que hubo un elemento fundamental para poder sobrevivir, el trabajo en equipo, tener el objetivo común de querer llegar a casa. Con ese objetivo “luchamos y nos organizamos y organizamos esos sociales de la nieve sin nada más que nuestro nuestra imaginación nuestra creatividad y lo logramos y pudimos llevar el objetivo”. Todos aportaban algo, él se convirtió en uno de los pilares del grupo, ayudando a mantener la moral alta en los momentos más difíciles, gracias a su personalidad más calmada y pausada fruto de la educación que había recibido en casa.

Si hay algo que le pesa y por lo que Eduardo está llevando a cabo esta gira por el mundo, es por querer transmitir esos valores que ellos consiguieron a la sociedad actual, porque cuando piensa en ella lo que siente es mucha “ pena porque los humanos podemos lograr esas sociedades y esos equipos y bueno cuando estamos aquí de vuelta en la contaminación de la sociedad, es muy difícil que se logre. Creo que debe existir una sociedad así donde fuimos nosotros, la esencia de nosotros mismos ,nos sacamos todas las máscaras y fuimos realmente puramente la esencia de cada uno”

Pese ha haber sido una de las experiencias más duras de su vida, Eduardo tiene claro que también sacó la mejor versión de sí mismo y le ayudó a seguir viviendo el resto de su vida “Soy feliz, tengo tengo problemas como todo el mundo lógicamente pero se manejarlo así que los voy a superar” “tengo incorporado siempre ver la mitad del vaso lleno, siempre en cualquier circunstancia en la vida hay una mitad llena así que me ha dejado cosas muy positivas los Andes y sigo nutriéndome de ella”

LA MONTAÑA PARA EDUARDO

Eduardo ha vuelto a la montaña más de una veintena de veces por qué tiene esa necesidad de volver una y otra vez dónde pasó todo. Pero no ha sido el único “ inesperadamente 20 años después fuimos 13 de los 16 supervivientes, tuvimos la necesidad de volver ese lugar donde vivimos los momentos más intensos de nuestras vidas” Además Eduardo pudo recuperar parte de las pertenencias que perdió en el accidente, como su pasaporte gracias a Ricardo Peña, un amante de la montaña e investigador del accidente que lo encontró en una expedición “ había llegado hasta la cima de los Andes y ese verano justamente no había ni hielo ni nieve en la cima y vio entre unas rocas los trapos azules que pensó que eran restos humanos del accidente, quedó muy impactado y empezó a mover las piedras y sacó los trapos y los trapos era un blazer azul que tenía una cartera con documentos y con pasaporte que decía Eduardo Strauch”