carta pastoral luis argüello
Argüello invoca la esperanza como fórmula que “nos salva de sentirnos encerrados, bloqueados”
En su carta pastoral recuerda a los matrimonios sin hijos que se agarran a la desesperanza para no transmitir la vida
Valladolid - Publicado el
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Una llamada a la esperanza, “cuando todo aquello que nos rodea parece singularmente frágil”. Es la reflexión que formula en su última carta pastoral el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, quien advierte de que irrumpe “en momentos de aridez o de esterilidad” y “hace que demos una nueva oportunidad a un hermano, a un amigo o a un vecino que, seguramente, nos ha dado muchos motivos para desconfiar o para romper las relaciones”. “Es la esperanza la que nos mantiene peregrinos en el tiempo”, asevera.
No es extraño, así, que el propio Francisco en la bula de convocatoria del Año Santo que comenzará ya en la próxima Navidad, en el último domingo del mes de diciembre, se abra una ocasión para poner a prueba esta esperanza, incluso, “en el acontecimiento tan concreto de la transmisión de la vida de muchos matrimonios que, quizás, aunque ni siquiera lo sepan, encuentran en la falta de esperanza el argumento para no transmitir la vida a los demás”.
¡Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección! ¡Ven, Señor Jesús!
Esta aclamación, situada en el corazón de la plegaria eucarística, marca el coloquio habitual de la vida de un creyente. Por una parte, “reconociendo el acontecimiento fundante, la Pascua de Jesucristo, muerte y resurrección a la que somos incorporados por el Bautismo y que hace que en nosotros surja una vida nueva; también, una manera nueva de situarnos en el tiempo, en la historia, de mirar los acontecimientos y las relaciones”.
“Por eso, inmediatamente decimos ¡Ven, Señor Jesús! Así, culminado el año litúrgico, comienza un nuevo año, amigos, un nuevo paso del Señor por el tiempo”
Es la forma de situ arnos en el camino, “una forma llena de esperanza, un Adviento que mira, adventus, al que viene, un Adviento que nos propone preparar el camino al Señor”. “La esperanza es una virtud que nosotros cultivamos desde la acogida de un don porque la esperanza es un regalo que está unido inseparablemente a la Fe, confesando nuestra Fe en la Pascua de Jesucristo, también proclamando que creemos en su segunda venida y en la Pascua de la creación en la que todo sea recapitulado en Cristo, donde la verdad, la justicia y la paz acontezcan plenamente”.