Crece en Valladolid la población de saltamontes, pero lejos de catalogarse como plaga

El confinamiento decretado por la pandemia en el mes de marzo dejó en Valladolid insólitas imágenes como la carrera de un corzo por Parquesol o el paseo de pavos reales, patos y cisnes en el entorno del Campo Grande. La naturaleza se ordena con una mayor actividad humana en la urbe, pero el sol y la primavera lluviosa han traído consigo una población más abundante de insectos, entre ellos, los saltamontes. Saltan a sus anchas por la ciudad, se cuelan en casas y piscinas, pero no estamos ante una plaga.

“Hay muchos animales en el campo”, nos ha explicado el experto en plagas Juan José Luque. Lo atribuye a un mes de abril muy lluvioso y a que, a pesar de la pandemia, la naturaleza ha seguido su curso. Su labor a pie de campo le permite observar las poblaciones de estos animales y sí detecta más topillos que otros años, más garrapatas en el campo y también ortópteros, saltamontes, “pero no está pasando nada fuera de lo común”, ha tranquilizado.

Las langostas sin embargo se han convertido en plaga en el cuerno de África donde se da por perdido el 50 por ciento del cultivo, de hecho, la Unión Europea ha destinado 15 millones para respaldar la lucha contra la plaga de langosta, considerada la peor en décadas. Una plaga que califica como “terrible”.