La incertidumbre y la nostalgia invaden los albergues del Camino de Santiago en Castilla y León
Una hospitalera del Camino recuerda con cariño el abrazo que recibió de una peregrina argentina el 11 de marzo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Carmen es hospitalera del Camino de Santiago y es un ejemplo de cómo se sienten todos los responsables de los diferentes albergues del camino francés que pasa por Castilla y León y que han sufrido como uno más el cierre del camino y sus consecuencias. Pero esta vez no son consecuencias económicas, sino más bien emocionales que han vivido los que aman y sienten el camino de una manera especial.
Carmen fue una de los hospitaleros que nombraron a nivel nacional como fuente de información para ayudar a los peregrinos que se encontraban haciendo el camino y a los que les sorprendió el estado de alarma. Los ayudaron a volver a sus casas o los informaron sobre qué tenían que hacer, incluso muchos de sus compañeros los acogieron en sus casas hasta que pudieron regresar a sus países. Carmen tiene aún el recuerdo del último abrazo que dio a un peregrino, una argentina que acogió en su albergue y mucho se teme que sea el último de este año. De ese mes de marzo dónde irrumpió el coronavirus, Carmen recuerda que no había mucha afluencia de gente, pero los hospitalarios ya llevaban semanas informando de todo lo que estaba pasando en el mundo y de los peligros que existían, pero ninguno quería volver a sus países. Y por fin el camino se tuvo que cerrar como todo lo demás.
Pero hoy los albergues están abriendo sus puertas de nuevo de manera gradual. Los peregrinos del Camino de Santiago, pueden encontrar ya unos 140 abiertos en el Camino francés, uno cada 20 ó 25 kilómetros aproximadamente. Y para dar seguridad a los viajeros, la Asociación de Municipios del Camino de Santiago, ha lanzado su campaña 'Albergues seguros'. A pesar de ello las condiciones no van a ser las mismas y eso lo saben. Pero el camino, sus pueblos y las calles estaban desolados sin los peregrinos que durante estos meses lo llenaban todo. Carmen tiene muchos sentimientos encontrados de pena, nostalgia, alegría e incertidumbre por saber cómo va a ser esta nueva normalidad en los albergues y en el camino, ya que ellos dan un servicio comunitario. Las salas son comunes, las habitaciones, los baños la cocina, todo en el camino es convivir y compartir y ahora no
Cree que el distanciamiento va a hacer el camino más frío, pero espera que se vuelva a llenar y se pueda vivir en él las mismas experiencias. Por eso Carmen ha lanzado un mensaje para no que se tenga miedo, ha asegurado que se va a dar una buena acogida y la hospitalidad calurosa de siempre va a seguir en ellos, para ofrecérsela todos aquellos que tengan ganas de tener un buen camino.