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Así es el día a día de una mujer de Valladolid con COVID persistente: “Se me va olvidando”

Rosario Fradejas nos ha contado en COPE cuáles son las consecuencias que vive cinco años después de haberse contagiado durante la pandemia

Carmen García Mollón

Valladolid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Tos, cansancio, dolores de cabeza, problemas para dormir, mareos o alteración del gusto o el olfato. Son algunos de los síntomas del COVID persistente que tienen miles de personas en Castilla y León. Según el Colectivo Covid Persistente de la Comunidad estiman que hay más de 100.000 casos acumulados desde el pasado 2020. Rosario Fradejas es de Valladolid y se contagió de COVID en el 2020 en el bar familiar. Estuvo entubada y en coma 16 días. Después, de dos semanas ha contado en COPE que salió sin fuerzas. “No podía ni llevarme la cuchara a la boca ni andar, salí muy desorientada, no sabía los años que tenía, se me olvidaron los cumpleaños de mis hijos”.

Rosario recuerda que primero se contagiaron su marido y su hijo. Mientras ellos estaban en la planta de arriba de su casa, Rosario estaba abajo porque había dando negativo. Aún así no se encontraba bien tenía escalofríos. Uno de esos días su marido vio que “estaba mal” y avisaron al 112. “A partir de ahí, no me acuerdo de lo que pasó”, dice Rosario.

¿Cómo cambió su vida?

Aún años después sigue sufriendo las consecuencias de la enfermedad sobre todo a nivel cognitivo. “Intento leer un libro y según lo voy leyendo se me va olvidando. Lo mismo que en una conversación o viendo una película pierdo el hilo, pero esta se puede volver para atrás y volver a empezar y leer lo mismo. Lo sigo intentando”, nos relata en Herrera en COPE. 

La recuperación fue muy lenta porque a día de hoy todavía tengo secuelas porque me quedó fibrosis pulmonar y tengo oxígeno 16 horas al día. Me dieron el alta y aún encontrándome mal”, explica Fradejas.

No tiene diagnosticado como tal Covid persistente pero en el informe médico le pone insuficiencia respiratoria postcovid. A sus 60 años, Rosario explica cómo le ha cambiado su vida y que la rehabilitación en el Hospital Benito Menni de Valladolid le ayudó a mejorar. Una rehabilitación que tuvo que pagar ella porque eran muchos y no había sitio. “Si no es por ellos yo no estaba así. Ya me había perdido, me había desorientado dos veces. Empecé a ir allí y bien. Luego he necesitado mucha más rehabilitación pero yo entiendo claro que han sido unos años que que no ha podido ser. He echado de menos también ayudarnos porque como yo hay mucha gente no soy yo sola”, argumenta.

Su vida cambió por completo tras el contagio de Covid-19. Tenía dos trabajos “era muy activa y era feliz”. No ha sido fácil asimilar “quedarte parada”. “He tenido momentos de angustia y ansiedad, de rabia, de no entender nada. Te cuesta el cambio tan drástico de vida”, explica. 

Pasar de tener una independencia a todo lo contrario. “Yo cogía el coche, iba a comprar o iba a la peluquería, a ver a mi hija y a mi hijo. Tenía una independencia y ahora no la tengo porque me ha quedado inestabilidad”. Ahora nos cuenta Rosario que desde que se ha jubilado su marido tiene más tiempo y la “lleva donde quiera” aunque le gustaba más “la independencia que tenía antes”, pero, dice, “estoy viva”.

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