Tres vallisoletanos, atrapados en Perú: “¡Que nos saquen de aquí antes de que sea tarde!”
Permanecen confinados en la habitación de un pequeño hostal de Cuzco, a la espera de una respuesta por parte de la Embajada
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Tres vallisoletanos permanecen confinados en una habitación de Casa Gabriela, una pequeña pensión situada en la ciudad de Cuzco, a 800 kilómetros de Lima. No son los únicos que se encuentran aíslados en el país. A través de un grupo de WhatsApp tienen constancia de que hay, al menos, 300 españoles en una situación similar en Perú.
Desde que hace tres días el Gobierno peruano decretara el “aislamiento social”, un escenario similar al Estado de Alarma en España, tienen “totalmente prohibido” salir de la ciudad. Su libertad de movimiento, según ha relatado a COPE uno de ellos, Marco, se ha visto reducida a una habitación “de seis metros cuadrados”. Las órdenes del Gobierno de Perú conllevan “más restricciones” que las planteadas en España para hacer frente al coronavirus. Entre ellas, se ha instaurado un toque de queda a partir de las cinco de la tarde. Están teniendo problemas, incluso, para acudir al supermercado. En uno de estos desplazamientos “la Policía nos dijo que no tenemos que volver a salir del hotel”. Ellos preguntaron, entonces, “¿cómo no vamos a comprar comida?”. A lo que el agente les respondió “que nos buscáramos la vida”.
Tratar de contactar con el Gobierno de España fue “lo primero que hicimos”. Cerrado el consulado de Cuzco, se pusieron en contacto telefónico con la Embajada en Lima. Tras mucho insistir, una locución les indicó un segundo número de teléfono donde, finalmente, les atendió una persona que les facilitó una dirección de correo electrónico a la que debían enviar sus datos. Supuestamente, según ha asegurado Marco, porque la Embada estaba trabajando en la elaboración de un censo. A día de hoy “no hay ningún tipo de diálogo con la Embajada”. “Ni siquiera nos han dicho: no os preocupéis, os tenemos fichados”, se ha lamentado.
En este tiempo “hemos percibido cierta distancia o desconfianza” hacia los extranjeros. “Sobre todo si eres español”, matiza Marco. Sin embargo, la gente del hostal en el que se encuentran hospedados “es muy buena”. “Se están haciendo cargo de nuestra situación”, afirma, “pero es gente humilde y tampoco pueden darnos más de lo que tienen para ellos”. Ellos colaboran con la limpieza y con la preparación de las comidas, junto a una pareja de brasileñas, otra de argentinos y una tercera de alemanes. “Nos apañamos como podemos”, concluye.
Pese a que las comunicaciones, tanto por tierra como por aire, están cerradas, estos tres vallisoletanos han hablado con agentes locales para intentar convencerles, previo pago, de que les transportaran hasta Lima, la capital de Perú. Pero el Gobierno “ha amenazado con que cualquier persona que incumple la Ley puede perder su licencia de transporte”, además de tener que hacer frente a una multa o a una condena de prisión. “Nadie se atreverá a mover ficha”, vaticina Marco.
Marco hoy ha recibido la felicitación por el Día del Padre de su hija desde la distancia. La crisis del coronavirus está haciendo mella a su cabeza, pero también al establecimiento hostelero del que es propietario. “Estamos muy preocupados”, reconoce. “Si esto se alarga y alguien de nosotros enferma aquí”, advierte, “no sabremos qué podrá pasar”. De ahí su petición, que eleva tanto al Gobierno de España, como al Ministerio de Asuntos Exteriores y a la Embajada: “¡Que nos saquen de aquí antes de que sea tarde!”.