CRECEN LOS ROBOS EN VIVIENDAS
Una víctima de robo en Zamora: “Perder a mi madre por segunda vez”
Dos hombres accedieron al domicilio familiar con la excusa de revisar la instalación eléctrica y se llevaron todas las joyas

Escucha aquí la entrevista a una víctima de robo en su domicilio
Valladolid - Publicado el
3 min lectura
La historia de una víctima de un robo no es siempre la misma pero quienes lo han sufrido, sí experimentan sentimientos comunes como la impotencia, la rabia, el desasosiego o la vulnerabilidad porque le han invadido su espacio, su intimidad y además, han arrasado con ello. Porque lo emocional no se lo llevan físicamente, pero sí las cosas materiales que en muchos casos guardan sentimientos personales que se acaban marchando con los amigos de lo ajeno sin pesarles más la mochila.
La mochila que pesa es la de la víctima. La de quien sin saberlo, abrió la puerta de su casa pensando que la voluntad del que accedía a ella, no era precisamente, ponerles la vida patas arriba.
Como lo que le ocurrió a Raquel en su domicilio familiar. Raquel no es su nombre real, pero la llamaremos así para preservar su intimidad. Ella vive con su padre. Dos hombres se hicieron pasar por trabajadores de una empresa eléctrica. Entraron en su casa cuando su padre, una persona mayor, se encontraba solo. Con la excusa de comprobar que su instalación eléctrica estaba correcta le robaron las joyas de su madre, que meses antes, acababa de fallecer. “Se las llevaron todas. Yo soy hija única, mi madre todo lo que había comprado a lo largo de su vida lo guardaba para mí. Collares, pulseras, los anillos de boda de mis padres … es que es más la impotencia. Me emociono, ha pasado tiempo, pero es como perder a mi madre por segunda vez … ¿Qué van a hacer con ello, venderlo? Es una impotencia, que no se entiende”, lamenta.
supuestos empleados de una empresa eléctrica
Todavía le viene a la mente lo ocurrido. Cómo esperaron a que se marchase de su domicilio, a que su padre se quedase solo y cómo le engañaron para llevarse de su casa, quizás no lo más caro, pero sí lo que más valor tenía. Echando la vista atrás tiene claro que les estaban vigilando y esperaron el momento para abordar a su padre. En cuando él se lo contó, la historia comenzó a no cuadrar. Habían sido víctimas de un robo. “Mi padre les dejó pasar. Pensaba que venían a ver la instalación. Uno de ellos se quedó con mi padre en la cocina, mientras comprobaban que estaba todo correcto, mientras el otro se movía por las habitaciones supuestamente viendo la instalación, pero lo que estaba era abriendo cajones y mirando a ver si había alguna cosa que llevarse”, recuerda.
Y sí la había. Las joyas de su madre, que había fallecido meses antes. No hicieron destrozos, no echaron de menos nada en un primer momento, pero cuando su padre le contó lo que había ocurrido, a ella no le cuadró. “No estábamos esperando a que viniese nadie a revisar nada. En ese caso, yo no me habría marchado, nos habrían avisado. Mi padre es una persona mayor. No sospechó y les abrió la puerta”. Aún recuerda cómo en un primer momento no echaron en falta nada. Ordenador, televisión, electrodomésticos … aparentemente todo estaba en su sitio.
Fue al día siguiente cuando echaron en falta algo de dinero y las joyas de su madre. En la mesita de la habitación de mi padre, faltaban 20 o 30 euros. Sólo eso. “Una tontería de dinero” Fue ahí, en ese momento, cuando miró en la mesita de su madre, “estaba el joyero sí, pero vacío”, cuenta emocionada. “Mi madre había fallecido unos meses antes de Alzheimer, fue terrible, mucha pena, mucha rabia”, lamenta.