CURIOSIDADES

¿Sabes cual es el curioso e histórico origen del término ‘Mamotreto’?

En castellano la palabra mamotreto se registró por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1734.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Cada lunes Alfred López, divulgador científico y autor de la saga de libros de curiosidades "el listo que todo lo sabe", nos cuenta tres curiosidades para ser un poco más sabios. Estas son las de hoy.

¿De dónde surgió llamar ‘malandrín’ a cierto tipo de delincuente?

Hoy en día está prácticamente en desuso pero durante gran parte de los últimos siglos (sobre todo desde la Edad Media hacia finales del siglo XIX) el término ‘malandrín’ era comúnmente utilizado para referirse a cierto tipo de delincuente que destacaba por realizar sus fechorías de una manera malvada y perversa.

Sin embargo la mayoría de las pocas personas que usan hoy en día este vocablo lo hacen de una manera poco despectiva, como quitándole importancia al delito que ha cometido el malhechor, en parte porque su sonoridad parece referirse a un diminutivo (cuando no es así) y no invita a hacerlo como si se tratara de una persona que ha cometido una fechoría considerable, de ahí que actualmente se relacione más el término malandrín con rateros o ladrones de poca monta.

Tal y como apunto en el párrafo anterior, el uso del vocablo malandrín se extendió a partir de la Edad Media, aunque el término existe desde la antigüedad. Al castellano llegó a través del italiano ‘malandrino’, cuyo significado era ‘salteador’, en referencia a aquellos criminales que se dedicaban a asaltar y robar en los caminos o lugares despoblados.

Para encontrar la etimología de malandrín, a partir del vocablo italiano malandrino, debemos acudir al latín ‘malandria’, término con el que en la antigüedad se describía a cierto tipo de enfermedad similar a la lepra. Aquellos que la padecían eran apartados en las poblaciones, teniendo que subsistir realizando actos delictivos (como asaltar y robar), de ahí que acabase derivando en la acepción actual.

¿Por qué en algunos países al bolígrafo se le llama birome?

En algunos países de Hispanoamérica (entre ellos Argentina, Paraguay y Uruguay) los bolígrafos son conocidos por el nombre de birome.

En realidad birome no es el nombre de los bolígrafos, sino de la empresa que los comercializó por primera vez. El término surge como acrónimo de los apellidos de los hermanos Lázló y Georg Biró y Juan Jorge Meyne (Biro–Me), socios fundadores de la empresa que comercializó los primeros bolígrafos inventados por Biró.

Lázló Biró, verdadero artífice e inventor, fue un judío de origen húngaro que tuvo que huir de la persecución de los nazis, instalándose a vivir en la próspera Argentina, donde comercializó su inventó.

Fue tal la fama alcanzada por esos bolígrafos que ya se quedó con dicho nombre a lo largo del tiempo.

Cabe destacar que son varios los países europeos e incluso de Oceanía en los que, a los bolígrafos, se les conoce como ‘Biro’.

El curioso e histórico origen del término ‘Mamotreto’

Suele utilizarse el término ‘mamotreto’ para referirse a algo (armatoste) que resulta un estorbo debido a su gran tamaño y peso, además de la poca utilidad que se le puede dar (habitualmente a cierto tipos de libros muy voluminosos pero insustanciales en su contenido). Algunos ejemplos de expresiones en los que se puede usar este vocablo son: ‘A ver cuándo me quitas este mamotreto de en medio que no nos podemos ni mover’, ‘El último libro que me he comprado además de aburrido es un mamotreto que no me cabe en ningún estante del mueble’.

En su origen este término nada tenía que ver con objetos o libros sino con personas: aquellos niños que crecían grandes y rollizos. Y es que se tenía la convicción de que este tipo de niños salían así porque habían sido criados por sus abuelas o, mejor dicho, malcriados, pues se creía que aquellas que se ocupaban a la crianza de sus nietos les daban excesivamente de comer (de ahí que estuvieran regordetes) y les permitían todo tipo de caprichos (por lo que solían salir bastante vagos e inservibles para cierto tipo de labores cuando se hacían adultos).

Durante la Edad Media hubo una gran producción literaria en la que se escribieron libros que tenían una larga extensión y eran de gran volumen, motivo por el que se les acabó llamando mamotreto.

Este término se acuñó en la Antigua Grecia a raíz del vocablo ‘mammóthreptos’ (μαμμόθρεπτος) cuyo significado literal era ‘criado/alimentado por su abuela’ (mámme: abuela – thretos: criar). De ahí pasó al latín tardío ‘mammothreptus’ y posteriormente se extendió a otros idiomas con influencia latina.

En castellano la palabra mamotreto se registró por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1734 y donde se le dio como única acepción a este término: ‘El libro o cuaderno que sirve para apuntar y anotar las cosas, que se necesitan tener presentes para ordenarlas después’.