CURIOSIDADES

¿Sabías que los cacahuetes no son frutos secos?

Alfred López es divulgador científico y autor de la saga de libros sobre curiosidades "ya está el listo que todo lo sabe". Cada lunes nos explica tres en la Linterna Catalunya.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Alfred López, divulgador científico y autor de la saga de libros "ya está el listo que todo lo sabe", nos explica tres nuevas curiosidades.

El origen de la expresión ‘dar las cuentas del Gran Capitán’

Gonzalo Fernández de Córdoba fue un noble militar que conquistó para la España de los Reyes Católicos el Reino de Nápoles. Sus triunfos en las batallas en las que participó hicieron que fuese conocido como Gran Capitán surgiendo un sinfín de leyendas a su alrededor.

Una de ellas es la que apunta que, tras su regreso de Nápoles, Fernando de Aragón le solicitó las cuentas detalladas de todo lo que había supuesto el gasto de la guerra en tierras italianas, algo que ofendió de manera sobresaliente al insigne militar, quien presentó al monarca (según dice la leyenda que está sin confirmar) las siguientes cuentas:

«Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados»

Desde entonces, la expresión ‘dar las cuentas del Gran Capitán’ se convirtió en sinónimo de tener que dar explicaciones de mala gana y para ello uno se inventa los conceptos y cantidades, justificando gastos incoherentes y desorbitados.

¿Sabías que los cacahuetes no son frutos secos sino una legumbre?

A pesar de que la mayoría de personas los identifican como frutos secos, en realidad los cacahuetes (también conocidos como maní) pertenecen a la familia de las leguminosas y más concretamente a la familia de los guisantes, siendo uno de los snakcs (aperitivos) más utilizados para consumir entre horas (viendo tranquilamente la televisión, acompañando a una cerveza en un bar o mientras se disfruta de un evento deportivo en el estadio).

Por muy raro que parezca y diferentes que sean los guisantes y los cacahuetes, estos son primos hermanos.

Es habitual incluirlos en el grupo de los frutos secos por el hecho de servirlos como snack al igual que se hace con las almendras, avellanas, anacardos, pistachos… además de ser un producto altamente perjudicial para aquellas personas que son alérgicas a los frutos secos, de ahí que también se le asocie tan estrechamente.

También cabe destacar que los cacahuetes no crecen como fruto de un árbol, al igual que la mayoría de frutos secos que conocemos, sino bajo tierra.

¿Cuál es el origen del término ‘marrano’?

Posiblemente el animal comúnmente conocido como ‘cerdo’ sea uno de los que tiene más formas para referirse a él, entre las que encontramos: puerco, cochino, gocho, lechón o marrano.

A pesar de tener otros términos con los que referirse al cerdo, el termino marrano se popularizó entre la población llegando hasta nuestros días como uno de los muchos sinónimos que existen para aludir a este animal pero también para indicar que alguien es desaseado, sucio, mugriento o asqueroso.

La etimología de marrano nos llega a través del proviene del árabe ‘muḥarrám’ y su significado original era ‘cosa prohibida’, un vocablo utilizado para referirse a aquello que no se podía hacer o comer por cuestiones religiosas, entre ellas la tan extendida prohibición del consumo de cerdo en la religión musulmana pero también en la judía.

Y fue precisamente a partir de la expulsión, tanto de judíos como de musulmanes de España, cuando empezó a utilizarse el vocablo marrano como un insulto hacia los judeoconversos; judíos que habían preferido convertirse al cristianismo en lugar de marcharse de la Península Ibérica pero que seguían practicando en secreto sus costumbres y ritos religiosos, entre ellos el no comer cerdo.

Por su parte, a los musulmanes conversos se les llamó ‘moriscos’ y aunque nos parezca un término menos hiriente o peyorativo que marrano se hacía con la misma intención discriminatoria y ofensiva.