Cruz Roja aloja 6.000 ucranianos y ahora trabaja para extender la acogida en todo Cataluña
El coordinador de la Cruz Roja en Cataluña, Enric Morist, destaca la ayuda que ha ofrecido la comunidad rusa y pide que no sea estigmatizada
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Cruz Roja en Cataluña ha atendido unas 20.000 personas ucranianas desde que empezó la guerra y ha alojado unas 6.000 en hoteles, albergues y otras equipaciones. El coordinador, Enric Morist, explica que después de dar respuesta a la emergencia, donde lo más importante ha estado garantizar un lugar donde dormir a las más de 500 personas que llegaban al día y no sabían donde ir, ahora toca extender la acogida en los municipios: "No es normal vivir en un hotel y tendrán muchas más oportunidades". También permitirá a las instituciones trabajar con "más calidez" para atender unas personas en situación vulnerable y la mayoría de las cuales solo piensan a volver. Morist destaca la ayuda que han recibido de la comunidad rusa y pide que no sea estigmatizada.
El 24 de febrero lo han seguido semanas en que han llegado a Cataluña cada día unas 800 personas que huían de la guerra y, de estas, unas 500 necesitaban alojamiento. "En estas primeras semanas, la prioridad ha estado garantizar aquello básico, un lugar donde dormir y comer. Sobre todo se han alojado en hoteles, albergues o residencias y también hemos derivado personas en otras comunidades. Pero estos son recursos para parar el golpe", afirma el coordinador de la Cruz Roja en Cataluña, Enric Morist.
En total, la Cruz Roja ha alojado unas 6.000 personas, más de la mitad de las cuales son menores. También hay muchas mujeres que han llegado con los hijos; algunas personas grandes, solas o con los nietos, y pocos hombres. Ahora están llegando entre 130 y 150 personas en el día y entre 50 y 80 necesitan alojamiento, indica Morist. "Ahora nos encontramos en otro momento. Se han estabilizado las llegadas y hay que extender la acogida", señala el coordinador de la Cruz Roja, que pide ayudas para las familias acogedoras, que han conformado una red informal que ha estado clave para dar respuesta a la emergencia. Técnicamente, se denomina pasar de la fase de contingencia a la de estabilización.
La Cruz Roja está trabajando con la Generalitat y los ayuntamientos para encontrar posibilidades de alojamiento para grupos más pequeños. "Los municipios quieren acoger, pero necesitan ayudas. Y las personas que se queden en Cataluña tendrán muchas más oportunidades", recalca, y destaca que será más fácil la escolarización de los niños, el acceso a los recursos sanitarios y a los servicios sociales o que encuentren trabajo. En este sentido, valora que los ucranianos que huyen de la guerra puedan acceder con más agilidad a la protección temporal, y por tanto a los permisos de residencia y trabajo, pero lamenta que para refugiados otros conflictos no se haya activado esta vía.
"Ahora estamos intentado ver como aterrizamos en el territorio. Las necesidades de alojamiento dependerán mucho de la evolución del conflicto, pero mucha gente nos pedirá de volver en el primer momento que pueda, esto seguro ", prevé Morist. A pesar de que la guerra continúa, en los últimos días algunas personas están volviendo a casa a Kíiv, después de la reubicación del ejército ruso sobre todo al este de Ucrania.
Por todo esto, el coordinador de la Cruz Roja en Cataluña expresa que las personas refugiadas viven en un "carrusel de emociones permanente". Así, explica que pueden asistir a un nacimiento y después tener que comunicar a la madre que la pareja no ha sido localizada. "Son situaciones muy duras", remarca.
La Cruz Roja ha ofrecido atención psicológica a las personas que huyen de la guerra y le han contactado entidades más especializadas, por ejemplo en atención a niños o mujeres que han sufrido violencia. "Ha sido una atención psicológica de contención. Ahora hay que especializarla y hacerla permanente", destaca el coordinador de la entidad, que incide en la importancia de una acogida más a pequeña escala para trabajar con "calidez" también el apoyo psicológico.
Riesgo de tráfico de mujeres y niños
Morist alerta que el tráfico de personas es otra de las partes más oscuras de las guerras y que, además, "se utiliza para desmoralizar, intimidar y asustar" la población. Después de que la Cruz Roja y el Gobierno avisaran que se habían detectado posibles casos de tráfico de mujeres en Cataluña, Morist señala que los han podido parar a través de los agentes especializados de Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional que se encuentran en los centros de recepción y de los operativos de la entidad, preparados en este ámbito.
El coordinador no detalla la cifra de cuántos posibles casos han detectado y dice que, a pesar de que son "pocos", cada uno es "muy importante": "Caer en estas redes sería horroroso, y más después de todo el que han pasado". Cuando llega una mujer sola solo con un número de contacto de alguien que no es un familiar, le piden que se espere para comprobarlo, entre otras situaciones.
La Cruz Roja insiste a pedir a las personas que vuelen colaborar que contacten con las instituciones para articular esta ayuda y que tengan "mucha cautela" sobre todo en la hora de transportar personas, por ejemplo que se aseguren que saben donde van. También sostiene que, si los trasladan a Cataluña y no conocen a nadie, los adviertan que quizás se tendrán que alojar en otro municipio del Estado, porque "no se sientan engañados".
Ayuda de la comunidad rusa
Morist destaca las ayudas que han recibido de la comunidad rusa en Cataluña, tanto en posibilidades de alojamiento como para hacer de traductores. Desde la Cruz Roja sopesan como articulan esta ayuda porque no sea "contraproducente". "Personas rusas nos están ofreciendo su ayuda, pero a veces ni ellas mismas se sienten bien. Es un peligro que sean estigmatizadas. En un mundo en que todo es blanco o negro, no se ven los colores", reflexiona.
El coordinador de la Cruz Roja resalta que, más allá de la comunidad rusa, han recibido muchas ofertas para ayudar. "Este conflicto emocionalmente nos ha impactado mucho", dice Morist, que encuentra muchas similitudes en la guerra de los Balcanes, a pesar de que hayan pasado 30 años.