Los vigilantes de seguridad de Renfe denuncian las habituales agresiones que sufren de noche
Un nuevo acto vandálico de los grafiteros en Tarragona vuelve a poner en entredicho las condiciones a las que se enfrentan cada día la seguridad de Renfe
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El último ataque tuvo lugar la madrugada del pasado martes en la estación de tren de Sant Viceç de Calders, en la provincia de Tarragona. El vigilante de seguridad que cubría el turno de noche pilló in fraganti a varios grafiteros que estaban dejando sus firmas en un convoy. Al dar el aviso, los vándalos le empezaron a lanzar piedras, una de las cuales impactó en la frente del trabajador. El operador ferroviario, que fue trasladado al Hospital de El Vendrell (Tarragona) ha indicado que interpondrá una denuncia.
Es la última agresión que sufre un vigilante de Renfe pero los trabajadores denuncian que prácticamente cada día reciben amenazas y viven momentos de tensión. Es por eso que ahora piden un plus de peligrosidad, que les ampare el Ministerio del Interior y más medidas de seguridad.
Manuel Rodríguez, vigilante de seguridad y coordinador de Alternativa Sindical, ha explicado a COPE Barcelona, que "no nos quieren escuchar, nos hacen ver que estas demandas no son justas. Nosotros entendemos que hacer este servicio por 975 euros sin chaleco, con un hombre sólo abandonado, pensamos que no es la manera".
De hecho, Rodríguez se encuentra de baja por una agresión reciente en la que le provocaron la fractura de la mano. Alternativa Sindical también denuncia la falta de persecución a los agresores y autores de estos ataques que siguen en libertad sin asumir ninguna responsabilidad por sus actos.
Manuel Rodríguez ha querido mostrar un dato revelador: en la estación de Renfe de Tarragona hay una treintena de vigilantes de seguridad, siete de ellos han pedido la baja laboral en las últimas semanas después de sufrir alguna agresión. La realidad es que desde enero han sido muchos los ataques de gamberros violentos contra el personal de seguridad.
Y por lo que hace a cifras, Renfe, adscrita al Ministerio de Fomento, gastó hasta 10 millones de euros en la limpieza de pintadas y grafitis de sus trenes en 2018. En materia de denuncias, se interpusieron una media de cinco diarias hasta llegar a las 2.000 denuncias. La operadora invirtió cinco millones de euros en la reparación de actos vandálicos y 14 millones en seguridad que, por ahora, parece que está siendo el sector más afectado.