REDES SOCIALES

En qué consiste el trabajo de un moderador de redes sociales: "Vemos suicidios en directo"

Solo durante una jornada, pueden llegar a revisar casi 500 imágenes, algunas de extrema violencia como violaciones, descuartizamientos o atracos

Redacción COPE Cataluña

Barcelona - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Cuatrocientos trabajadores de CCC Barcelona Digital Services, es decir, el 20% de la plantilla, ha cogido la baja por culpa de las secuelas psicológicas que supone su trabajo.

En Barcelona, 2030 personas trabajan como moderadores de contenido en la Torre Glòries. CCC pertenece a Telus Internacional, empresa canadiense subcontratada por Facebook para filtrar los contenidos sensibles y posiblemente ilegales de dicha red social.

Algunos de los afectados han presentado una querella contra la empresa. La noticia ha hecho saltar las alarmas sobre la situación diaria que viven estos trabajadores.

¿A qué se someten estos trabajadores?

El trabajo del moderador de contenidos marca un antes y un después en la vida de muchos de los implicados. Después de las elecciones del 2016 en los Estados Unidos, cuando Internet y las redes se llenaron de fake news y contenido radicalizado, Facebook decidió incluir esta figura.

Lo que surgió como una necesidad supuso una oportunidad para gente sin formación, que creía que sería una manera eficaz de introducirse en META.

Lo que inicialmente desconocían es el precio a pagar: la visualización de imágenes de violencia extrema, abusos sexuales, pedofilia, crímenes e incluso suicidios en directo.

En Barcelona, por un sueldo entre 12 y 14 euros la hora, los trabajadores de CCC se arriesgan a sufrir secuelas traumáticas permanentes: ansiedad, insomnio, depresión, ataques de pánico o intentos de suicidio son algunas de ellas.

La política de privacidad del magnate digital, no ha impedido que algunos afectados y ex trabajadores levanten la voz para exponer la situación.

En declaraciones para COPE Catalunya, el ex trabajador y actual asesor de contenidos digitales en la Unión General de Trabajadores, Gustavo Guerrero, ha expuesto esta realidad. “Los usuarios retransmiten suicidios en directo o vídeos de violencia extrema”, remarcaba, y estos son algunos de los contenidos que deben ser filtrados.

“Se encuentran con situaciones bastante límite, la capacidad de aguantarlo depende mucho de cada persona. Algunos aguantan años”, pero por encima de todo, cree que se trata de un trabajo útil, porque “se han llegado a detener sucesos avisando a las autoridades”.

Solo durante una jornada, pueden llegar a revisar casi 500 imágenes, con una tasa de acierto elevada.

Según datos de META, en el segundo trimestre del 2023 fueron retirados de Facebook 7,2 millones de contenidos por abuso sexual a niños, 6,4 millones por suicidio y autolesión y 17,5 millones por discurso de odio, mientras que de Instagram ser retiraron 6,2 millones de imágenes por violencia.

Actualmente, “la empresa barcelonesa psicoanaliza a los trabajadores antes de ser contratados, para derivarlos a diferentes subgrupos”, explica Guerrero.

¿Los trabajadores cuentan con atención psicológica?

La empresa barcelonesa cuenta con un servicio de bienestar. Los trabajadores tienen 40 minutos semanales para hablar con profesionales de salud mental. Aun así, las condiciones laborales no ayudan. Tres turnos, de mañana, tarde y noche; con cambio cada dos semanas.

Cada día cuentan con dos descansos de 15 minutos diarios, media hora para comer y 9 minutos de “bienestar”. La política de privacidad también es extrema, ni siquiera pueden entrar sus dispositivos digitales en las salas de visionado y pasan 2 veces al día por detectores de metales.

¿Cuál es la situación judicial en estos momentos?

No es un caso aislado. En 2022, la Inspección de Trabajo de la Generalitat ya sancionó a la empresa por infracción grave, por no evaluar los riesgos psicosociales de un trabajador. La empresa ha recurrido, y además, se ha negado a buscar una solución.

Algunos de los afectados han formalizado esta querella por tres delitos: contra los derechos de los trabajadores, lesiones por imprudencia grave y contra la integridad moral.

El abogado que trata el caso, Francesc Feliu, asegura que “anímicamente, los denunciantes, se encuentran mal y además muchos de ellos han tenido miedo a denunciar”.