Momentos con Luis Rodríguez

Antonio: “El problema que tengo es el alcohol, soy agresivo y violento”

“Nadie me respeta, todo el mundo me trata como a una basura, me han echado de todos los bares... Y así no puedo seguir”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

7 min lectura

“Es una mujer muy buena y le he hecho mucho daño. Está a mi lado”, empieza diciendo Antonio llorando.

“Tu mujer es Conchita, ¿verdad?”, le pregunta Luis.

“Sí”, responde Antonio.

“Conchita, buenas noches”, dice Luis.

“Buenas noches, Luis”, responde Conchita.

“¿Estáis juntos ahora en la misma casa?”, pregunta Luis.

“Sí, he venido hoy a casa de su madre”, responde Conchita.

“¿Antonio está en casa de su madre?”, pregunta Luis.

“Le he dejado porque siempre está con la bebida”, explica Conchita. “Unos maltratos increíbles. No podía estar con él. Pero me ha llamado muchas veces diciéndome que quiere dejar el alcohol, que quiere recuperarse... Y como ayer cuando me llamó estaba muy mal y ha estado llamándome toda la mañana, he venido a casa de su madre y estoy con él.”

“Le dije que hablara contigo, a ver si podíamos buscar una solución”, sigue diciendo Conchita. “Ha estado ingresado en el hospital durante siete días y lo han mandado para afuera con un tratamiento. Claro, al mes estaba otra vez enganchado al alcohol. La última vez lo mandaron al psiquiátrico, pero al día siguiente pidió el alta y se fue, porque allí todo el mundo estaba mal de la cabeza y no quería estar encerrado en una habitación. El problema que tiene es el alcohol, agresivo, violento, insultos, peleas, denuncias, estar en comisaría, estar en el calabozo veinticuatro horas... Por lo demás es buena persona cuando está sobrio.”

“¿Cuando hay insultos y peleas qué pasa? ¿Te maltrata?”, pregunta Luis.

“Sí, me insulta, me dice cosas fatales, le digo que se vaya de casa, que se marche a casa de su madre, me lo encuentro en la calle, me dice de todo, me agarra por el cuello... El otro día me dio de patadas y he decidido que no volvería con él”, cuenta Conchita.

“¿Dices que hoy no has bebido o sí?”, le pregunta Luis a Antonio.

“Al mediodía, sí”, responde Antonio.

“¿Y en este momento cómo estás?”, pregunta Luis.

“Deprimido”, responde Antonio.

“¿Por qué estás deprimido, Antonio?”, pregunta Luis.

“Porque estoy arrepentido de todo lo que he hecho”, responde Antonio.

“¿De qué estás arrepentido?”, pregunta Luis.

“De haber tratado tan mal a mi mujer de toda la vida”, confiesa Antonio.

“Nadie me respeta, todo el mundo me trata como a una basura, me han echado de todos los bares... Y así no puedo seguir”, sigue diciendo Antonio. “Estuve en el psiquiátrico, pero allí me hinchaban de pastillas y estaba todos los días mareado. Estuve en tratamiento. Estuve dos años sin beber.”

“¿Y ahora has vuelto a beber?”, le pregunta Luis.

“Sí”, reconoce Antonio. “Cuando dejé el tratamiento empecé a beber otra vez. Quiero ingresar, quiero dejar la bebida.”

“¿Cuándo quieres ingresar?”, le pregunta Luis.

“Cuanto más pronto mejor”, dice Antonio.

“¿Mañana por la mañana?”, pregunta Luis.

“Sí”, responde Antonio.

“Si te busco un lugar para ingresar, ¿te marcharías?”, pregunta Luis.

“Sí”, responde Antonio.

“¿Y cuánto tiempo vas a estar fuera?”, pregunta Luis. “¿Cuánto tiempo estás dispuesto a permanecer ingresado?”

“Hasta que me cure”, responde Antonio.

“¿Y si necesitas un año para curarte?”, inquiere Luis.

“¿Un año voy a tardar?”, pregunta Antonio.

“O dos años quizás”, responde Luis.

“¿Tanto tiempo?”, pregunta Antonio.

“Probablemente”, responde Luis.

“Me gustaría quitarme del alcohol”, dice Antonio.

“Tú sabes que quitarte del alcohol no es fácil”, le dice Luis.

“Ya lo sé, pero voy a intentarlo”, dice Antonio.

“Pero no lo puedes intentar a tu modo. Tienes que intentarlo como se ha de intentar”, le dice Luis.

“Conchita, ¿tú quieres seguir con esta relación?”, pregunta Luis.

“Sí”, responde Conchita.

“¿Por qué quieres seguir con la relación? ¿Porque le ayudas a curarse?”, pregunta Luis.

“Y porque él es bueno”, dice Conchita. “Tiene el problema de la bebida, pero él es bueno y todo el mundo le quiere, y todos quieren que se cure porque nunca ha sido así.”

Interviene Esperanza, que está viviendo el mismo problema.

“Es una dependencia”, explica Esperanza. “He estado ingresada. Me han tenido que quitar la vesícula. Luego he estado ingresada por convulsiones. El otro día me caí y me rompí un brazo. La analítica la tengo perfecta, pero todo lo que está relacionado con el alcohol lo tengo alterado.”

“¿Qué edad tienes, Esperanza?”, pregunta Luis.

“38 años”, responde Esperanza.

“¿Sueles beber?”, pregunta Luis.

“Cada día, sí”, responde Esperanza.

“¿Estás casada?”, pregunta Luis.

“Sí”, responde Esperanza.

“¿Y la familia qué tal?”, pregunta Luis.

“Mis hijos lo ven casi normal”, dice Esperanza. “Mi marido me grita cada día.”

“Se enfada mucho contigo”, observa Luis. “Y esto te crea más ansiedad.”

“Me crea mucha ansiedad, y luego tengo muchos nervios, muchos temblores...”, dice Esperanza.

“Yo no sé cómo hay gente que aguanta tanto”, sigue diciendo Esperanza.

“Para poder conseguir esto, Esperanza, tú necesitas ayuda”, le dice Luis.

“Psicológica sobre todo”, responde Esperanza.

“Pero no lo puedes hacer sola”, le dice Luis. “Una persona alcohólica se parece en muchos aspectos a una persona que está secuestrada en un zulo. Si pudiéramos hablar con una persona que estuviese secuestrada en un zulo, con sus secuestradores custodiándola, y pudiéramos comunicarnos con ella, y le dijéramos. “Oye, en Barcelona se está muy bien, así que haz el favor de venir porque en el zulo hay mucha humedad, tienes un metro cuadrado para moverte, estás comiendo mal, no ves a tu familia... sal y ven.” Si repitiéramos ese mensaje, y ese mensaje le pudiera llegar, como no puede salir, le crearíamos una ansiedad tremenda. Lo que quiere es salir, pero como están los secuestradores, que son más fuertes que ella, no puede salir, y entonces la secuestrada dice: “¡Qué más quisiera yo! Pero no puedo.” Y entonces le crearíamos, además de estar secuestrada, la ansiedad. A una persona que es alcohólica, si se le empieza a decir: “Deja de beber”, además del problema del alcoholismo, que ya es un gran problema, le creamos otro síndrome, el síndrome de que quiere dejar de beber pero no puede.”

MOMENTOS CON LUIS RODRÍGUEZ

Radio de madrugada con Luis Rodríguez.

La radio a oscuras...

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Cope Barcelona para todo el mundo.

La radio no decae, ni siquiera por la noche. Las horas profundas de la madrugada son un “non stop” a disposición de curiosos, insomnes, amas de casa, universitarios, profesionales, gentes de edad avanzada, jóvenes y adultos que coinciden en el cruce de caminos de uno de los males de nuestro siglo: la incomunicación en las grandes ciudades.

De día se va deprisa, a un ritmo frenético, no hay tiempo para nada y la radio se oye mientras se desempeña otra actividad. La madrugada, en cambio, es el tiempo de la calma, de la reflexión, el insomnio, la soledad, el darle vueltas a los problemas...

La radio se convierte entonces en compañera, en íntima amiga y, a veces, en tabla de salvación. A través del teléfono, Luis Rodríguez está a disposición de todos los que deseen ser escuchados. Eso explica la buena audiencia de “Momentos”, un programa donde los oyentes pueden ser escuchados y también comprendidos; explicar sus problemas e inquietudes.

A través del teléfono gratuito 900 40 20 32 son muchas las llamadas, las historias, las vivencias que se comparten en antena, creando el ambiente preciso para que el oyente se sincere y profundice sobre cualquier tema que haya elegido libremente. En “Momentos con Luis Rodríguez” la audiencia es la auténtica protagonista.

Momentos con Luis Rodríguez” ha sido premiado en numerosas ocasiones por su labor social y cuenta con más de 1.800.000 seguidores en Facebook.com/momentosluisrodriguez, así como más de 23.000.000 descargas de podcasts de las llamadas en la plataforma Ivoox.com/momentosconluisrodriguez.

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Puedes comunicarte con Luis Rodríguez a través del teléfono gratuito 900 40 20 32 o bien contar tu historia escribiendo a luisrodriguez@momentos.fm.