Momentos con Luis Rodríguez

Andrea: “He sufrido maltratos físicos y psicológicos. He vivido un infierno”

“Descubrí que había matado a una persona cuando ya vivíamos juntos. Él me tenía totalmente absorbida, dominada, enganchada y encadenada”

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

9 min lectura

¿Cuántos años has estado con él, Andrea?

Dos años y medio. Por fin hace un par de semanas se me cayó la venda de los ojos, Porque el amor te ciega, o el enganche. Ya no vamos a hablar de amor, puede ser una obsesión que te engancha a la persona, una adicción. No tengo muy claro si era amor, la cuestión es que yo no me veía haciendo mi vida si no era con él, me hiciera lo que me hiciera.

Voy a contar mi historia. En parte yo quizás tuve la culpa, y ahora explico el porqué. Le conocí en mi trabajo. Me surge un flechazo y enseguida me pongo a convivir con él sin conocerle de nada. A las personas hay que conocerlas, porque te puedes llevar sorpresas.

¿Estás diciendo que fue un error irte a vivir con él sin conocerle de nada?

¡Por supuesto! Esto nunca se debe hacer bajo mi punto de vista. Por lo menos trata de conocer a la persona, aunque te ciegue el amor. No vayas tan precipitadamente por la vida, porque te puedes llevar sorpresas bastante fuertes.

Conforme me pongo a convivir descubro que trapichea con drogas, tiene una doble vida, fue un delincuente, estuvo ocho años en la cárcel por matar a una persona, fue heroinómano durante veinte años...

¿Había matado a una persona?

Sí. Todo esto lo fui descubriendo durante la convivencia. ¡Pero yo estaba ciega! Otra persona en mi lugar, si se entera de todas estas cosas, abandona la relación con esa persona. Pero yo seguía con él. Me enteraba de cosas, y sin embargo decía: “Pero es que yo le quiero, y le quiero, y le quiero...” Él fumaba porros, y yo decía: “Voy a ayudarle a salir de los porros.” Yo le decía que se desenganchara, que tomara otro rumbo de vida, que trabajara... Lo que no sabía era que ganaba dinero a mis espaldas. Ese dinero se lo fulminaba mientras yo llevaba toda la casa adelante, y no me daba ni un duro. Toda la culpa la tengo yo, de aguantar dos años y medio esperando a que él cambiara, y no cambiaba.

¿Por qué mató a una persona?

Estaba muy bebido en una discoteca. Él tiene una hija de una relación anterior. Su exmujer estaba embarazada y se ve que el portero se metió con ella. Él le dio un puñetazo y lo dejó inconsciente. Como era hemofílico, falleció.

¿Cuánto tiempo estuvo en la cárcel?

Ocho años. Los dos últimos sólo iba a dormir.

¿No te daba respeto estar conviviendo con una persona que había matado a otra?

Es que yo estaba ciega, estaba enganchada a él. Yo ahora me echo las manos a la cabeza. Un día vino bebido y yo ya estaba harta. Le dije: “¡No te quiero ver más!” Saqué su ropa del armario y le dije que se fuera de mi casa. Me dio un viaje, me empujó y yo fui al hospital.

¿Y aun así seguiste enganchada a él?

Aun así. Pasaron días, nos volvimos a reconciliar, que si “tú eres el amor de mi vida”, que si “esto no va a volver a pasar”, que si “vamos a formar una familia”, que si “quiero que me des un hijo”... Y yo le dije: “¿Cómo te voy a dar un hijo si ni siquiera te molestas en buscar trabajo?”

Pasa el tiempo, nos reconciliamos... pero continúan los mismos problemas de siempre. Le decía que tenía que encontrar trabajo, que me tenía que ayudar, que lo llevaba todo yo sola... y encima me decía que yo no era buena ama de casa, que las mujeres que él había tenido anteriormente se lo habían hecho todo y que tenía que hacer todo lo que él dijera.

Y la última, cuando ya se me cayó la venda, fue que me destrozó el coche a patada limpia porque no hice lo que él quería. Fuimos a la discoteca por la noche y se bebió un par de cubatas. Yo le decía: “No bebas más”, porque sabía que se pone violento cuando bebe más de la cuenta. Cogimos el coche para volver a casa y empezó a gritarme. Estoy conduciendo, con mucho miedo paro el coche, sale y empieza a dar golpes. Me lo destrozó, lo abolló todo.

¡Qué miedo!

Pasé mucho miedo. Yo estaba sola en medio de la noche, en una carretera donde no pasaba ni un alma. Tuve que tener una sangre muy fría porque yo veía mi final allí. Pensaba que me mataba. Entonces cogí el coche y me fui. Lo dejé allí solo. Me llamó al móvil gritándome: “¡Ven aquí corriendo, que me has dejado aquí solo, que me estás destrozando la vida...!”

Por miedo a que volviera a mi casa a hacerme algún mal, retrocedí y me fui a buscarlo. Se subió en la parte de atrás del coche. Me lo llenó todo de sangre porque empezó a darse puñetazos dentro del coche, abría la puerta con el coche en marcha para tirarse. En todo momento tuve mucha sangre fría y mucho aguante tratando de no contestarle, de no ponerme agresiva, porque él me hubiese hecho algo irreparable con total seguridad.

Cuando llegamos a la vivienda siguió todo el escándalo. Incluso bajó un vecino y llamó a la puerta. Y él salió a la puerta gritando e insultando.

Después de ese gravísimo episodio volví a reconciliarme con él, pero era por lo enganchada que yo estaba a esa persona.

Supongo que, ahora que lo cuentas, no te lo acabas de creer ni tú.

Para que vean que no vale la pena este tipo de personas que te bajan la autoestima, que convierten tu vida en un caos.

Pero ahora ya no estás enganchada a él.

Hoy por hoy sigo enganchada de esa persona. Es una cosa curiosa lo que me pasa. Cuando le veo se me olvida todo lo malo que he pasado con él. Soy capaz de volver y reconciliarme.

Pero ya no lo ves.

Bueno, vive en mi casa.

¿Está en tu casa?

Sí, no tiene a donde ir. Tampoco quiero dar comunicados a la policía, porque sé que en el momento en que lo hiciera me mataría.

¿Él te mataría a ti?

Sí, porque es una persona mala.

¿Pero duerme en tu casa?

Sí, duerme en mi casa.

Una persona que está tan perturbada, que ya ha matado a una persona, que ha trapicheado con droga, que ha hecho de todo... si él, en su imaginación, mañana creyese que tú le has traicionado... aunque tú no hubieras hecho nada, pero él lo creyese, podría matarte. ¿Y tú duermes tranquila en casa? Disculpa, pero no lo entiendo.

Yo tampoco, pero es el pedazo de enganche que tengo.

Entonces no estás desenganchada de él; estás muy enganchada.

Pero ya le he dicho que coja sus cosas y se marche.

¿Es tu casa?

Sí, es mi casa.

¿Es de propiedad?

Es de alquiler.

¿Pero le puedes pedir que se marche?

Por supuesto.

Pero no se marchará nunca, eso está claro.

Lo que pasa es que no tiene a donde ir.

Nunca tendrá a donde ir porque será la excusa perfecta para estar ahí contigo. Tú tampoco quieres que él se marche porque estás muy enganchada a él. Lo que tú estás explicando esta noche es la crónica de una muerte anunciada. Un día se le cruzarán los cables y acabará contigo, y como ya ha estado en la cárcel y su vida no le importa demasiado y es muy agresivo, te matará. ¿Es que no lo ves? ¿Cómo puedes dormir? Es que no lo entiendo.

Dentro de poco tendrá un juicio, seguramente lo llevarán a la cárcel, y no quiero hacer comunicados a la policía.

Él desde la cárcel también te puede matar. Lo sabes, ¿verdad? O rompes con él de verdad o acabará contigo.

¿Y qué hago? A mí me han aconsejado que coja todas mis cosas y me marche a otro lugar, y que abandone el piso.

Esto está muy bien.

Pero yo no puedo hacer eso.

¿Por qué no?

Porque no tengo dinero.

Es mejor perder el piso, perder incluso todo lo que tienes ahí, perder todo y desaparecer, antes que perder la vida. Se puede hacer. Si quieres desaparecer, yo te proporciono un medio para que tú desaparezcas. Te aseguro que no te encontraría. Pero te lo diré fuera de antena. Es un medio lícito, legal.

Lo agradecería.

Huye, desaparece. Yo te explico lo que tienes que hacer. Aprovéchalo.

De acuerdo. Yo encantada y muchas gracias.

MOMENTOS CON LUIS RODRÍGUEZ

Radio de madrugada con Luis Rodríguez.

La radio a oscuras...

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Cope Barcelona para todo el mundo.

La radio no decae, ni siquiera por la noche. Las horas profundas de la madrugada son un “non stop” a disposición de curiosos, insomnes, amas de casa, universitarios, profesionales, gentes de edad avanzada, jóvenes y adultos que coinciden en el cruce de caminos de uno de los males de nuestro siglo: la incomunicación en las grandes ciudades.

De día se va deprisa, a un ritmo frenético, no hay tiempo para nada y la radio se oye mientras se desempeña otra actividad. La madrugada, en cambio, es el tiempo de la calma, de la reflexión, el insomnio, la soledad, el darle vueltas a los problemas...

La radio se convierte entonces en compañera, en íntima amiga y, a veces, en tabla de salvación. A través del teléfono, Luis Rodríguez está a disposición de todos los que deseen ser escuchados. Eso explica la buena audiencia de “Momentos”, un programa donde los oyentes pueden ser escuchados y también comprendidos; explicar sus problemas e inquietudes.

A través del teléfono gratuito 900 40 20 32 son muchas las llamadas, las historias, las vivencias que se comparten en antena, creando el ambiente preciso para que el oyente se sincere y profundice sobre cualquier tema que haya elegido libremente. En “Momentos con Luis Rodríguez” la audiencia es la auténtica protagonista.

Momentos con Luis Rodríguez” ha sido premiado en numerosas ocasiones por su labor social y cuenta con más de 1.800.000 seguidores en Facebook.com/momentosluisrodriguez, así como más de 23.000.000 descargas de podcasts de las llamadas en la plataforma Ivoox.com/momentosconluisrodriguez.

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