Momentos con Luis Rodríguez

Sonia: “He llegado a prostituirme en la calle por mi adicción”

“Tengo 22 años. Llevo desde los 17 años enganchada a la droga”

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Sonia: “He llegado a prostituirme en la calle por mi adicción”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

7 min lectura

¿Qué edad tienes, Sonia?

Tengo 22 años. Es muy difícil para mí hablar de esto. Llevo desde los 17 años enganchada a la droga. Muchas vivencias, muchos tipos de ambiente. Primero empecé con los porros y luego con la cocaína. Me movía por la noche de Barcelona. Había pastillas, éxtasis líquido, ketamina... de todo. Yo lo he probado todo menos el caballo, que es lo único que me queda ya por probar. Con toda la gente que he conocido y todos los ambientes en los que me he movido, he tenido un contacto cercano.

¿Tu familia también ha consumido?

Exactamente, desde que yo era pequeña. Mi madre es la mayor de doce hermanos. De los doce, todos cojean de algún pie, con las drogas, con el juego, con el alcohol... Algunos han estado en la cárcel.

Tengo que decir a mi favor que, dentro de todo lo que he hecho, no se me nota físicamente que he estado metida en la droga, aunque sí ha habido temporadas en que se me ha notado. He llegado a pesar 42 kilos.

Llevo desde los 16 años trabajando. He tenido puestos de trabajo importantes, que he sabido llevar perfectamente, muy bien remunerados, pero a lo último he llegado a la delincuencia.

¿Estás hablando de este último tiempo?

Hablo de hace cinco meses.

¿Por qué, porque necesitabas dinero?

Llevaba tiempo con una depresión profunda. No me quería a mí misma. Estaba todo el día en mi casa, todo el día durmiendo, no me levantaba... Ya no trabajaba.

Un día me fui por la noche a una discoteca. Allí conocí a una persona. Rápidamente conectamos, porque la personalidad que él tenía era muy parecida a la mía. Se pasó toda la noche robando en la discoteca, al descuido. Yo también lo he hecho. He sacado de debajo de las piedras para conseguir la droga, y también porque me daba morbo.

Nos quedamos todo el fin de semana juntos. Resulta que él tenía muchos problemas. Yo estaba tan mal y tenía tantos problemas, que me quise volcar en él. Fue lo peor que hice, porque este chico tenía el problema de la aguja con la cocaína. Yo al principio no lo sabía.

¿Con la cocaína o con la heroína?

Con la cocaína. Nunca había oído que la cocaína se pudiera inyectar.

Este chico y yo nos hicimos inseparables una temporada. Íbamos mucho a casa de un tío mío que acababa de salir de la cárcel y también era yonqui. Yo consumía la cocaína por la nariz y él se la inyectaba. Al final decidí que yo también me la iba a inyectar. Y efectivamente lo probé. ¡Para qué lo probé!

¿Cuánto tiempo hace de eso?

Hará unos tres o cuatro meses. Cuando lo probé estuvimos unas dos o tres semanas buscándonos la vida, durmiendo en su casa... Éramos yonquis.

Pero lo probaste y continuaste.

Un día llegué a casa y mis padres me miraron los brazos. Desprendía por todos los poros de mi piel que era yonqui. Sólo había que verme. Siempre he tenido muchos problemas con mis padres. Nunca he pedido nada, me he buscado la vida, siempre he sido muy autosuficiente, muy orgullosa, y siempre me he llevado tan mal con ellos por este tipo de cosas. Al principio discusiones, luego ya se preocupaban, pero llegó un momento en que era evidente. Estuve una temporada sin ir por casa, cuando ellos dijeron: “¡Hasta aquí!”

Me desmoroné por completo. Les pedí ayuda, estuvimos hablando y me marché a un centro de desintoxicación. Me fui a una granja cristiana. Ese sitio me dejó huella porque se portaron muy bien conmigo. No tengo ninguna queja. Pero me marché, porque yo soy fumadora y allí no dejaban fumar. Para mí eso era más fuerte incluso que la cocaína.

Llegué a mi casa y mis padres me acogieron bien, con pena porque no me quedé más tiempo, pero yo les dije que estaba bien y que para mí esto se había acabado. Después de ese día he caído varias veces inyectándome, pero consumiendo he estado desde los 17 años. Desde que volví del centro he estado esnifando siempre.

Por la nariz o por la vena, pero has estado consumiendo siempre.

El problema que yo tengo ahora es el siguiente. Tengo 22 años, me considero buena persona, porque creo que tengo un corazón de oro, y eso es lo que me pierde. Simplemente no sé dejarme ayudar y me rodeo de gente destructiva para mí. Luego está mi problema de la droga. Yo no me levanto pensando en qué voy a hacer de comer, o en sacar a mi perro a la calle.

Lo que te planteas es cómo conseguir droga.

Este es el objetivo para mí, no tengo otro. Ahora el problema está en que he llegado a prostituirme en la calle.

¿Lo estás haciendo ahora?

Lo he estado haciendo hasta el viernes pasado. El viernes vino una chica de la calle y me armó un escándalo. Me dijo que de qué iba yo, que qué hacía allí sin haber hablado antes con nadie, que qué me había creído. Estuvo a punto de agredirme. Me dijo que volviera al día siguiente para hablar con todas y que ellas decidirían lo que harían conmigo. Suena a amenaza, lógicamente.

¿Cuánto tiempo has estado ejerciendo la prostitución?

Lo he estado haciendo durante un mes y medio. Los fines de semana no hacía esto por miedo a que alguien me viera, ya que es una zona muy cercana a donde yo vivo. Podía pasar cualquiera y verme.

¿Te sigues inyectando?

No, la última vez que me inyecté fue hace tres semanas. Esa noche, como casi todas las noches, yo había ido a este sitio, conseguí el dinero, me marché a comprar, y estuve consumiendo por la nariz hasta que me dio algo en la cabeza, y decidí inyectarme la droga por el brazo.

Hasta aquí la historia de Sonia, que nos ha contado al llamar a Momentos. Lamentablemente se le agotó la batería del móvil y no le fue posible explicarnos el final.

MOMENTOS CON LUIS RODRÍGUEZ

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