La alta velocidad no cumple las aspiraciones de Lleida tras dos décadas de su llegada

El 10 de octubre del 2003, los Reyes de España inauguraban el AVE Madrid- Lleida. Era la segunda línea de alta velocidad en España, y llegaba a una ciudad catalana, con 17 años de retraso.

Esa jornada histórica para la ciudad, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol esperaba en uno de los andenes de la estación de tren de Lleida, la llegada del primer AVE que llegaba a Cataluña, con los monarcas entre sus primeros viajeros. En su discurso, el presidente catalán, destacó "el AVE llega con 17 años de retraso, pero ahora que ya está aquí, para Lleida será un antes y un después".

La llegada de la alta velocidad a la ciudad, provocó unas expectativas que no se han cumplido con el paso del tiempo. La ciudad era un hervidero de ilusiones; los políticos locales pronosticaban un aumento en los negocios inmobiliarios, un crecimiento de la ciudad por la llegada para vivir de ciudadanos de Barcelona, que vendrían a Lleida por su proximidad con el tren con la capital catalana, miles de esquiadores de Madrid que alquilarían plazas de párquing y trasteros en la ciudad, e incluso se llegó a presentar un proyecto de viajar en helicóptero hacia el Pirineo para los viajeros procedentes de Madrid. No hubo ningún vuelo, y nada de crecimiento por el tren. Los índices económicos subían o bajaban como cualquier otra ciudad sin alta velocidad.

20 años después, nadie habla de negocios por el tren en Lleida, pero el servicio ha empeorado en sus conexiones más cercanas y utilizadas. El AVE no ha significado dinero para la ciudad, y sí en cambio, a la movilidad laboral de centenares de vecinos de Lleida que viajan a Barcelona para trabajar.

Núria Solé, es una de las usuarias diarias, y en Herrera en Cope Catalunya lamenta que "el servicio ha empeorado mucho, sobre todo después de la pandemia. Se ha perdido el tren de las 9 de la mañana, y por la tarde de vuelta hay menos trenes para volver".

Los viajeros advierten que el servicio ha empeorado desde 2020, con la pandemia y que afecta a todo el servicio, "la calidad de los trenes ha empeorado, son más viejos. Ahora el tren de las 8 de la mañana, es un tren ALVIA, con un vagón cafetería cerrado, y se pierde capacidad para viajeros. Tenemos que reservar el billete con 4 días de antelación, si no te quedas fuera", advierte Núria Solé.

Además, la nueva conexión de Madrid a Francia, no tiene parada en Lleida, y sí en el resto de estaciones catalanas por donde transcurre el trayecto, lo que ha indignado a los vecinos de Lleida, que exigen a RENFE un cambio y que incluyan a la estación de Lleida en las paradas del tren.