Arrels Fundació encuesta a centenares de personas sin hogar en Barcelona

Arrels Fundació ha puesto en marcha esta semana, por novena vez, su gran encuesta a las personas sin hogar de Barcelona. Desde este martes y hasta el jueves, voluntarios y usuarios participan en un cuestionario extenso que permite conocer de cerca las carencias, necesidades y demandas de quienes viven en la calle.

Este año, y por segunda vez, la encuesta no se realiza de noche ni en la calle, sino en espacios de atención y acompañamiento. Así se garantiza un ambiente más seguro y cómodo para encuestadores y entrevistados. El objetivo es ambicioso: llegar a más de 500 personas y elaborar un retrato detallado de la realidad del sinhogarismo en la ciudad.

PREGUNTAS

Cada cuestionario incluye unas 50 preguntas y se responde en aproximadamente una hora. A cambio, las personas participantes reciben una pequeña compensación de cinco euros. Los voluntarios transcriben literalmente las respuestas para reflejar, con la mayor fidelidad posible, la voz de cada persona entrevistada.

De todo este trabajo se extraerá un informe general y, en algunos casos, estudios más específicos, como el que Arrels elaboró hace dos años centrado en la salud de las personas sin hogar.

lA HISTORIA DE LUANA

Una de esas voces es la de Luana, una mujer trans portuguesa, de 38 años, que lleva viviendo en la calle desde que llegó a Barcelona en 2008. Después de dormir en distintos puntos de la ciudad y sufrir agresiones y humillaciones, ahora pasa las noches en un antiguo búnker en la montaña de Montjuïc, junto a su pareja, otra pareja sin hogar y varios perros.

Ser pobre no significa ser un ladrón. Ser pobre es no tener recursos, ni apoyo emocional, ni ayuda psicológica

Luana

Encuestada por Arrels Fundació

Lo que más le duele es el acoso policial: “Necesito que la Guardia Urbana me deje tranquila, que no me echen ni me quiten mis cosas”, cuenta. Luana denuncia que el Ayuntamiento “quiere esconder a los pobres” para ofrecer una imagen limpia al turismo y cree que la mala fama de algunos ladrones reincidentes perjudica a todo el colectivo.

“Ser pobre no significa ser un ladrón. Ser pobre es no tener recursos, ni apoyo emocional, ni ayuda psicológica”, reivindica. Para sobrevivir, vende muñecos de ganchillo en el barrio de Sant Antoni y canta flamenco o fados cuando tiene ocasión. Asegura que ser trans le supone una doble discriminación y denuncia que los migrantes recién llegados reciben más apoyo que quienes llevan años sin hogar.

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ACN

Luana, usuaria de Arrels, reclama más recursos a parte de comida y una vivienda.

Su petición es clara: pide más viviendas para las personas sin hogar, no solo plazas en albergues donde falta intimidad y hay horarios estrictos que complican rehacer la vida. Además, reclama a Arrels que siga defendiendo los derechos humanos de todo el colectivo y denuncia que muchos acaban cayendo en la droga precisamente cuando pierden su hogar.  

empatía y los recursos  

Carlota Saña, voluntaria veterana de Arrels, destaca que hacer la encuesta de día y en locales seguros mejora la confianza de los entrevistados. Reconoce que algunas preguntas son íntimas o difíciles de responder, pero asegura que la mayoría se abren y cuentan su historia. “El voluntario debe conectar con la persona, escucharla y entender sus sentimientos”, explica.

Aun así, Saña subraya que a Arrels le faltan recursos y que depende en gran medida de la implicación del voluntariado. “Mucho de este trabajo lo debería asumir la administración pública”, apunta.

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Bea Fernández, la directora de Arrels, indica que la encuesta es muy masiva.

La directora de Arrels, Bea Fernández, insiste en que este “censo” es clave para conocer a fondo la realidad de las personas sin hogar y poner soluciones reales sobre la mesa. Reivindica que todos los grandes ayuntamientos deberían asumirlo, y no solo una entidad social como Arrels.

La fundación reclama más recursos públicos, más viviendas dignas y un compromiso firme de las administraciones para que nadie tenga que dormir en la calle.