JUBILACIÓN
Claves que tienes que saber para planificar tu jubilación
Tomar conciencia de que el ahorro depende de nosotros mismos
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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Planificar la jubilación no es tarea fácil, ni rápida. Antes de hacerlo, conviene tener en cuenta ciertas claves, o consejos, que pueden ser muy útiles a la hora de tomar decisiones.
Por ejemplo, entender que, más que del Estado, los recursos con los que contaremos en la jubilación dependerán esencialmente de nosotros mismos.
Así, se debe tomar conciencia de que nuestra situación financiera durante la jubilación depende, esencialmente, de uno mismo, no del Estado o del gobierno de turno.
Nuestra situación en la jubilación depende, primero de nuestro esfuerzo de ahorro y, después, de la rentabilidad que le exijamos a nuestras inversiones.
Las aportaciones del Estado en forma de pensión pública serán bienvenidas, pero no podemos garantizar que serán suficientes para mantener nuestro nivel de vida en el futuro.
A la hora de decidir las inversiones, tenemos que ser realistas: no podemos pedirle a la bolsa lo que no ganamos con nuestro trabajo o lo que ganaríamos, con muchísima suerte, en la lotería.
El economista y gestor de fondos de inversión, Carlos Santiso, dice que se debe también tomar conciencia de que la fiscalidad importa y ayuda, pero no debe ser el incentivo fiscal a corto plazo el que nos mueva a ahorrar, sino la situación que queremos tener una vez jubilados.
Cuanto tengamos todo esto claro, llega la hora de elegir los productos. Determinar cuánto, cómo y a través de qué productos ahorrar es absolutamente necesario pensar en cómo queremos vivir una vez jubilados y cuánto nos costará.
Antes de elegir el producto, con nombres y apellidos, es necesario diseñar qué porcentaje de bolsas, renta fija y liquidez debe tener nuestra cartera.
Es más importante que esa distribución de activos esté bien diseñada y sea acorde con nuestros objetivos y perfil, que andar en busca del producto más rentable en cada momento.
Para elegir un producto, lo importante es que encaje en nuestra estrategia, que esté bien gestionado, que podamos conocer puntualmente en qué y cómo invierte, que sepamos su estructura de comisiones y que esta esté acorde con el valor añadido que aporta el estilo de gestión y no con el regalo puntual de campaña que la entidad que nos lo vende quiera hacernos.
Además, "Hemos de concebir el ahorro para la jubilación como algo dinámico, aunque sea a largo plazo: las circunstancias del inversor cambian y los mercados también, por lo que habrá que gestionar nuestra cartera y cambiar, en ocasiones, la composición de la cartera y de productos".
Un enemigo importante para las inversiones a largo plazo es la inflación. La tasa mínima de rentabilidad que debemos pedir a nuestras inversiones debe ser igual o mayor que la inflación.
En caso contrario, tendríamos rentabilidades negativas. Otra gran clave es el momento el que se comienza a ahorrar: comienza pronto, aconseja Santiso. "Es preferible empezar a ahorrar para la jubilación desde que se empiezan a percibir los primeros ingresos del trabajo. Cuanto más tarde empecemos, mayor será el esfuerzo de ahorro que tendremos que hacer, mayor el riesgo que debamos asumir (para obtener la misma rentabilidad) o menores las rentas de las que disfrutaremos. Además, hay que tener claro que el ahorro no termina cuando nos jubilamos".
La gestión de las inversiones que nos permitirán vivir de esas rentas continúa una vez jubilados y, las circunstancias no son las mismas, con 65 años que con 75 o con 90, ya que aparecerán nuevos objetivos (dependencia, riesgo de supervivencia del cónyuge sin rentas...)
Por último, es muy recomendable apoyarse en un asesor financiero cualificado para planificar y acometer las medidas necesarias. Si es habitual solicitar ayuda especializada para organizar un viaje o incluso decorar la vivienda, más importante es contar con un profesional para garantizar la situación familiar del futuro.
Un buen asesoramiento permitirá acometer con mayores garantías las decisiones de inversión que faciliten la consecución de los objetivos planteados para la jubilación.