higiene
Dermatólogos españoles advierten del error que cometes a la hora de ducharte: "Hay que empezar..."
Mantener una buena higiene es importante, pues ayuda a minimizar la irritación de la piel y posibles problemas dermatológicos.
Barcelona - Publicado el
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Los especialistas ponen énfasis en la importancia de hidratar la piel a diario y es preferible que la ducha sea con agua tibia y no utilizar productos agresivos contra la piel.
¿Existe alguna estrategia para ducharse?
Según los especialistas de la Academia Española de Dermatología y Venereología, señalan que lo más conveniente es ducharnos de arriba a abajo. Es decir, si nos lavamos el pelo hay que empezar aplicando el champú, dejándolo actuar y aclarándolo. Si también se utiliza un acondicionador, debe aplicarse a continuación.
Las reglas de la ducha
No hay una regla estricta sobre por dónde debes empezar a ducharte, pero desde el punto de vista de la salud de la piel, algunos enfoques pueden ser más beneficiosos que otros.
Empezar por el cabello y el cuero cabelludo es recomendable si usas champú, acondicionador o productos específicos para el cabello. Esto permite que los residuos de esos productos se aclaren bien sin quedarse en la piel del cuerpo, lo cual podría causar irritación o brotes de acné, especialmente en la espalda y los hombros.
Después, es ideal pasar al rostro. La piel del rostro es más sensible, por lo que es mejor limpiarla cuando el agua aún está limpia, antes de que pueda mezclarse con la suciedad o los aceites que puedan arrastrarse del cuerpo.
Seguir con el torso, brazos y piernas te permitirá asegurarte de que todas las áreas del cuerpo reciban atención. En esta etapa, puedes concentrarte en las áreas que tienden a acumular más suciedad o sudor, como las axilas, el cuello, la espalda y la parte baja del cuerpo.
Finalmente, termina con los pies y las zonas íntimas. Estas áreas suelen ser las que tienen más bacterias y suciedad acumulada, y es recomendable dejarlas al final para evitar contaminar otras áreas del cuerpo.
Este enfoque no solo ayuda a mantener una buena higiene, sino también a minimizar la irritación de la piel y posibles problemas dermatológicos.
¿Qué gel es el ideal?
El gel de ducha ideal dependerá de tu tipo de piel y de cualquier condición cutánea que puedas tener. No todos los geles de ducha son adecuados para todas las personas, y es importante elegir uno que respete el equilibrio natural de la piel. Aquí te doy algunas pautas para seleccionar el gel adecuado según las necesidades de tu piel:
1. Piel seca o sensible
Si tienes piel seca o sensible, necesitas un gel que sea suave e hidratante. Busca geles de ducha que contengan ingredientes humectantes como:
Glicerina: Ayuda a atraer y retener la humedad en la piel.
Aloe vera: Conocido por sus propiedades calmantes e hidratantes.
Aceites naturales (como aceite de coco, de oliva o de jojoba): Aportan nutrición sin despojar a la piel de sus aceites naturales.
Es preferible evitar geles con fragancias fuertes, colorantes artificiales y jabones alcalinos que pueden irritar la piel o resecarla más.
2. Piel grasa o con tendencia al acné
Si tu piel es grasa o propensa al acné, en especial en la espalda o el pecho, busca un gel que sea no comedogénico (que no obstruya los poros) y que ayude a regular la producción de sebo sin resecar demasiado la piel. Los ingredientes que te beneficiarían incluyen:
Ácido salicílico: Exfolia suavemente la piel y ayuda a mantener los poros limpios.
Ácido glicólico: Exfolia y reduce la acumulación de células muertas.
Árbol de té: Tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias.
Evita los productos muy grasos o con aceites pesados.
3. Piel normal o mixta
Para pieles normales o mixtas, puedes optar por geles suaves que mantengan el equilibrio entre la limpieza y la hidratación. Es recomendable que contengan:
pH balanceado: Ayuda a mantener el manto ácido natural de la piel.
Ingredientes ligeros como agua termal o vitamina E para proteger e hidratar sin ser demasiado pesados o grasos.
4. Piel con problemas específicos (dermatitis, eccema o psoriasis)
Si tienes alguna condición crónica de la piel, como eccema, dermatitis o psoriasis, lo ideal es usar un gel de ducha hipoalergénico, sin jabón, y formulado para pieles sensibles. Busca productos con ingredientes antiinflamatorios y calmantes como:
Avena coloidal: Tiene propiedades calmantes y es ideal para la piel inflamada o irritada.
Niacinamida: Tiene propiedades antiinflamatorias y ayuda a fortalecer la barrera cutánea.
Ceramidas: Ayudan a restaurar y mantener la barrera protectora de la piel.
En estos casos, también sería recomendable consultar a un dermatólogo para elegir el mejor producto para tu situación particular.
5. Geles de ducha con pH balanceado
Es fundamental que el gel tenga un pH equilibrado (alrededor de 5.5), ya que esto es lo más cercano al pH natural de la piel.
Los geles con pH muy alcalino (como algunos jabones tradicionales) pueden alterar la barrera protectora de la piel, provocando sequedad, irritación o infecciones cutáneas.
Mientras el acondicionador está en el pelo se pueden ir lavando las demás partes del cuerpo. Este orden asegura una limpieza efectiva y contribuye a un uso más eficiente del agua.