TRUE CRIME

¿Dónde están los límites del "True crime"?: "Pueden generar problemas mentales"

Los hechos que son de relevancia pública están protegidos por la libertad de expresión e información, pero el contenido sensacionalista puede vulnerar la intimidad de las personas

Redacción COPE Cataluña

Barcelona - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El “true crime” es un género que dramatiza crímenes reales. Durante los últimos tiempos ha ganado mucha popularidad, pero su presencia da pie a debates sobre la invasión de la privacidad y el impacto psicológico en las familias de las víctimas.

La combinación realidad-morbo es el principal atractivo

Series como “Caso Asunta”, estrenada recientemente en Netflix, que narra el asesinato de Asunta Basterra, reflejan el atractivo del “true crime”. Esta serie ha alcanzado la cifra de 11,9 millones de visualizaciones.

“El “true crime” nos engancha por dos cosas: porque nos cuenta la realidad y porque de alguna manera nos podemos sentir identificados con los protagonistas”, explica Enrique Figueredo, periodista de La Vanguardia y escritor.

Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que la realidad, mezclada con el morbo, logra conectar al espectador con el lado más oscuro de la naturaleza humana.

El “true crime”: ¿Una invasión a la privacidad?

Patricia Ramírez, madre de Gabriel, un niño que fue asesinado en 2018 en Almería a manos de su madrastra, ha pedido públicamente que no se comercialice la trágica muerte de su hijo en series o documentales. "Nadie debe sacar rédito económico de la muerte de mi hijo", declaraba.

Patricia intenta impedir que Ana Julia Quezada, asesina de Gabriel, grabe un documental desde prisión. Aunque la normativa de protección de datos no se aplica a personas fallecidas, la familia puede emprender acciones legales si se vulneran derechos al honor, intimidad o imagen del niño.

El debate sobre el derecho a la privacidad

La popularidad del “true crime” plantea un debate en torno al derecho a la privacidad. Eduard Blasi, profesor de la UOC, indica que los hechos de relevancia pública están protegidos por la libertad de expresión e información, pero el contenido sensacionalista puede vulnerar la intimidad de las personas.

Los creadores de contenido a veces evitan permisos familiares cambiando nombres y detalles para proteger la identidad. Las víctimas vivas y los agresores tienen diferentes niveles de protección legal.

La difusión del nombre de una víctima en situaciones comprometidas, como violaciones, no está justificada, mientras que la exposición del nombre de un agresor puede ser relevante en contextos judiciales.

“Lo que no se puede hacer es glorificar la figura del criminal”

El “true crime” puede provocar la no cicatrización de la herida

Las familias de las víctimas sufren una revictimización al ver sus tragedias dramatizadas y difundidas masivamente. Sylvie Pérez, profesora de la UOC, señala que este tipo de exposición impide a las familias cerrar las heridas y vivir un presente sin el constante recuerdo del pasado.

El “true crime”: ¿Una invasión a la privacidad?

Neira subraya que la participación de las personas afectadas y el tono narrativo son cruciales. Blasi añade que el interés público no siempre justifica la difusión de información, especialmente si hay oposición expresa de las familias.

Un atractivo para el público femenino

El true crime atrae principalmente a mujeres de las generaciones X y millennials. Un estudio revela que un 80% del público de pódcast de crímenes reales es femenino.

Esta afición, además de la identificación, puede estar motivada por el deseo de aprender técnicas de supervivencia ante situaciones extremas. "Descubrir cómo evitar convertirse en una víctima o saber defenderse es una de las principales razones que explican la atracción femenina por este género", concluye Neira.

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