¿Realmente existe la obsolescencia programada?: "Hay sectores que son un escándalo"
Aunque puede parecer una teoría conspirativa, esta práctica tiene bases documentadas y ha generado debates tanto en el ámbito del consumo como en el de la sostenibilidad ambiental.

¿Realmente existe la obsolescencia programada?. Hablamos con Benito Muros de la fundación Feniss
Barcelona - Publicado el
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La obsolescencia programada es una estrategia industrial mediante la cual un producto es diseñado deliberadamente para tener una vida útil limitada.
Esta práctica busca que, tras un tiempo de uso, el producto deje de funcionar correctamente o quede desactualizado, motivando al consumidor a adquirir un nuevo modelo.
Aunque puede parecer una teoría conspirativa, esta práctica tiene bases documentadas y ha generado debates tanto en el ámbito del consumo como en el de la sostenibilidad ambiental.
Tanto afecta esta obsolescencia que hay un sello oficial que certifica su ausencia.

Los electrodomésticos son las principales víctimas de la obsolescencia
Desde hace décadas, las empresas utilizan esta técnica para aumentar sus ingresos mediante el reemplazo periódico de productos. Lo preocupante es que muchas veces los dispositivos aún podrían seguir funcionando correctamente si no se hubieran diseñado con limitaciones artificiales.
¿Dónde se da con más frecuencia?
La obsolescencia programada es especialmente común en sectores donde la innovación y la moda tecnológica avanzan rápidamente. Entre los productos más afectados están:
Además, en muchos casos, las reparaciones resultan más costosas que la compra de un nuevo dispositivo, lo que incentiva aún más el reemplazo innecesario.

Hay piezas del lavavajillas que son especialmente susceptibles de averiarse
¿Realmente existe?
Durante años se debatió si la obsolescencia programada era un mito urbano o una realidad. Sin embargo, varios casos han salido a la luz que demuestran que no solo existe, sino que ha sido aplicada de forma sistemática por grandes fabricantes.
En 2017, Apple admitió haber ralentizado modelos antiguos de iPhone a través de actualizaciones de software.
Aunque argumentaron que lo hacían para proteger las baterías, muchas personas vieron esto como una forma de inducir a los usuarios a comprar nuevos modelos. La compañía fue multada en varios países por esta práctica.
Otro ejemplo son las impresoras que dejan de funcionar tras un número determinado de copias impresas, independientemente del estado real de sus componentes. Existen chips que limitan el uso, aunque el cartucho o el sistema mecánico esté en buenas condiciones.

Muchas impresoras han llegado a tener un límite de impresiones aunque sus componentes funcionen perfectamente
¿Existe legislación al respecto?
En respuesta a las crecientes quejas de los consumidores y al impacto ambiental de esta práctica, algunos gobiernos han empezado a legislar en contra de la obsolescencia programada:
¿Cuál es su objetivo?
El objetivo de la obsolescencia programada es claro: incrementar las ventas a través del reemplazo frecuente. Esta estrategia permite a las empresas mantener una demanda constante y mejorar sus beneficios a corto plazo.
Sin embargo, esto tiene un alto coste para la sociedad y el medio ambiente. Cada año se generan millones de toneladas de residuos electrónicos. Además, el consumidor se ve obligado a realizar gastos innecesarios en productos nuevos, lo que genera frustración y desconfianza hacia las marcas.
Por esta razón, se están promoviendo alternativas sostenibles, como el diseño de productos duraderos, modulares y reparables, que puedan tener una segunda vida en lugar de ser descartados prematuramente.
El caso de la bombilla eterna
Uno de los casos más emblemáticos relacionados con la obsolescencia programada es el de la bombilla de Livermore, ubicada en una estación de bomberos en California, EE.UU. Esta bombilla ha estado encendida, con pocas interrupciones, desde 1901.
La existencia de esta bombilla demuestra que es posible fabricar productos duraderos. Sin embargo, en los años 20, un grupo de fabricantes de bombillas conocido como el Cartel Phoebus estableció un acuerdo para limitar la vida útil de sus productos a 1.000 horas.
Esta decisión histórica marcó uno de los primeros ejemplos documentados de obsolescencia programada.
¿Cómo protegerse como consumidor?
Ante este panorama, los consumidores pueden adoptar varias estrategias para evitar caer en la trampa de la obsolescencia:
La obsolescencia programada es una práctica real que ha afectado a millones de consumidores en todo el mundo. Aunque las empresas pueden beneficiarse de ella en el corto plazo, el impacto negativo en el medio ambiente y la confianza del consumidor es cada vez más evidente.
La buena noticia es que hay un cambio en marcha. Gracias a la presión social, la legislación y la conciencia ambiental, cada vez más fabricantes están apostando por modelos sostenibles y éticos.