sector primario
Estas son las carreteras que los payeses catalanes cortarán el día 10 de febrero: "Estamos igual o peor"
El sector explica que sigue el exceso de burocracia y que han surgido amenazas como el acuerdo de la UE con el Mercosur
"En un año no ha habido mejoras en el sector"
Barcelona - Publicado el
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Miles de agricultores y ganaderos iniciaron hace un año unas movilizaciones históricas con cortes de carreteras en todo el país y una marcha lenta hasta Barcelona que congregó a 2.000 tractores en el centro de la capital catalana.
En un momento en el que había protestas en toda Europa en contra de las políticas agrícolas europeas, en Cataluña, el movimiento surgió espontáneamente a través de WhatsApp y obtuvo una respuesta masiva.
De esos cortes nació Revolta Pagesa y, después, el Gremio de la Pagesia, un nuevo interlocutor en un sector marcado por la hegemonía de Unió Pagesos.
Pero algunos de los promotores de las primeras protestas avisan de que un año después están "igual o peor" y ya resuenan las voces que llaman a volver a la acción.
¿negociaciones? "sí, pero habrá que liarla"
Toni Martínez es el campesino de la Huerta de Lleida que empezó la llamada de protestas por WhatsApp.
Martínez explica que hay más negociaciones, pero los avances son pocos y continúan con problemas como la burocracia, los precios y ahora nuevas amenazas como el acuerdo de la UE con el Mercosur. Por eso, está convencido de que habrá nuevas protestas pronto y dice que no dudaría en volver a cortar la autovía si conviniera.
Un año después del 6F, Toni Martínez admite que no se esperaba una "respuesta tan masiva" pero también reconoce que tras el viaje en tractor a Barcelona y de mantener una reunión con el Govern, al final no resultó cómo se esperaban: el sector sigue sufriendo igualmente, con pérdidas, y aunque se mantienen las negociaciones con el Govern, Martínez no ve futuro.
Robos y sequía, una pesadilla para el campo
Un nuevo movimiento agrario
Martínez recuerda que la iniciativa de las protestas surgió de "gente de abajo" que no estaba dentro de ninguna organización agraria, "sin afán de lucro ni nada".
Él recela de la formalización, al final, del Gremio de la Pagesia Catalana, que nace de Revolta Pagesa, y no sabe si los llevará a ninguna parte porque ya hay de sindicatos y lo que hace falta es "luchar desde abajo". Por eso, apuesta porque los grandes sindicatos trabajen unidos y luchen por la misma causa.
Actualmente, en el Gremio de la Pagesia Catalana, constituido a finales de septiembre del año pasado, hay 1.400 agremiados y dieron este paso para tener interlocución directa con las administraciones. "Creemos que el gremio debe ser un lobi que pueda ser la patronal de los campesinos y ganaderos", destaca Eduard Escolà, representante del Gremio en el Camp de Tarragona.
El movimiento ha estado encabezado por una nueva generación de campesinos y ganaderos, preocupados también por la falta de relieve. Como entidad, tal y como ya apuntaron cuando se mantenían a pie de carretera, siguen rechazando recibir ayudas de las administraciones para financiarse. Sin embargo, ahora exigen poder tomar parte en las diferentes tablas sectoriales y organismos de representación del sector sin querer hacer "la competencia" a otras organizaciones ya establecidas.
"La burocracia y los tratados están asfixiando a la agricultura local"
Los problemas de siempre y nuevas amenazas
Aparte del "exceso" de burocracia, los agricultores también critican los robos en el campo y en las granjas, los daños de la fauna salvaje y la cinegética, los efectos de la sequía, el acuerdo comercial de la Unión Europea con los países del Mercosur o la entrada de productos que carecen de los controles que tienen los locales.
De hecho, ésta es una de las reivindicaciones que más preocupan a los campesinos del Baix Llobregat, que denuncian que los productos foráneos que se venden en Mercabarna deberían pasar los mismos controles que los suyos.
Aquí, Garcia lamenta que todavía existen muchos distribuidores del mercado mayorista que venden producto sin tener la trazabilidad correspondiente ya un precio inferior a la media. A modo de ejemplo, señala que con las primeras naranjas nacionales en las paradas todavía se llevaban de Egipto, lo mismo que ocurre con los tomates de Marruecos, que llegan sin control alguno, cuando en la costa y Almería están en plena temporada.
Uno de los últimos clamores del sector es contra el acuerdo con Mercosur, por el libre comercio entre la Unión Europea y Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay. "Nuestros dirigentes políticos defienden la Agenda 2030 ya la vez están defendiendo el acuerdo de Mercosur", apunta Escolà, recordando que se trata de "polvos opuestos". Según dice, el producto agroalimentario de Sudamérica llega a la UE "con pocas garantías sanitarias y de trazabilidad" respecto a los alimentos que se producen en Europa.
"Tenemos muy claro que antes de llegar a tratados y que el campesinado sea moneda de cambio queremos acuerdos que no nos perjudiquen. No nos pueden poner de por medio dentro de los tratados para llegar a acuerdos. No podemos competir con países terceros como están los costes hoy en día. Son países con una mano de obra muy barata y ahí tenemos unos impuestos, una seguridad social y debemos cumplir unas normativas que cada día nos exigen más", remacha Regoldf.
Robos y sequía
En clave territorial, los robos en el campo y de ganado, tal y como constató recientemente el ACN, siguen siendo uno de los principales quebraderos de cabeza del Gremio. "Necesitamos que en el entorno rural, en general, tengamos una mayor seguridad con nuestras explotaciones y almacenes", reclama Escolà, recordando que algunos ganaderos se han quedado sin ganado, por casos de robos, y han tenido que plegar.Regolf, por ejemplo, ha acudido ya varias veces al juzgado de Amposta en las últimas semanas para denunciar robos y daños en sus campos de alcachoferas del delta del Ebro. Se declara impotente frente a las medidas para limitar la recurrencia del fenómeno.
En el caso de las Terres de l'Ebre, añade, la caída de los precios del aceite, pese a una cosecha de mínimos históricos como consecuencia también de la dana, o los bajos precios que sufren también los citricultores por las importaciones masivas de países como Egipto son objeto de preocupación.
Pero en lo alto la sequía sigue erigiéndose como la gran amenaza a corto, medio y largo plazo. Los agricultores valoran positivamente que parte del sector se ha podido beneficiar de las ayudas, pero aseguran que no se ha llegado a todos los afectados. Reclaman acelerar las infraestructuras necesarias para que la acequia de apoyo para los cultivos leñosos sea una realidad. Por ejemplo, hacer realidad el proyecto de agua regenerada para la acequia de la depuradora de Reus.
En comarcas gerundenses, Jordi Ginabreda recuerda que el año pasado la sequía y las medidas de restricción fueron "la gota que colmó el vaso". La situación, avisa, sigue siendo "dramática" en el Alt Empordà, especialmente aquellas zonas que deben abastecerse del pantano Darnius-Boadella.
De hecho, desde hace unos días todo el sistema Fluvià-Muga vuelve a estar en situación de emergencia, lo que obliga a restringir el consumo de agua en esa zona. Todo ello, a la espera de los nuevos cinco pozos de Peralada que deben conectarse y ayudar a los campesinos de esta zona del Empordà.
Poco apoyo de los consumidores
Pese a que perciben una mayor apoyo de la sociedad al campesinado, los campesinos todavía echan de menos que los consumidores apuesten decididamente por el producto local y de calidad aunque sea algo más caro. "Todo el mundo se llena la boca con el kilómetro cero y el producto de proximidad, pero mucha gente lo compra todo en las grandes superficies sin preocuparle su origen", lamenta Agustí Garcia, de la cooperativa del Baix Llobregat.
Mientras, añade Regolf, muchos campesinos profesionales están meditando o ya han decidido plegar. No concretan cifras, pero aseguran que el número es relevante. "Hay gente que ya hace tiempo que pide salir de nuevo a la calle porque no pueden aguantar más", avisa. Por su parte, Escolà insiste en recordar el papel clave del sector primario a la hora de "garantizar la soberanía alimentaria de nuestro país": "Necesitamos que ningún campesino ni ganadero más de este país tenga que plegar, y por tanto queremos que tengan garantías para poder salir adelante".