estudio
El tabaquismo pasivo durante la infancia deja huella al ADN de los niños y niñas
Un nuevo estudio muestra que la exposición postnatal al humo del tabaco altera el ADN, lo que podría contribuir a explicar los efectos adversos sobre la salud
Barcelona - Publicado el
3 min lectura
Los niños y niñas expuestos al humo del tabaco al hogar son más propensos a mostrar determinados cambios al epigenoma, los cuales pueden alterar como se expresan los genes.
Las alteraciones epigenéticas en cuestión podrían influir en el desarrollo de enfermedades en el futuro. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”.
Los resultados, publicados a Environment International, resaltan la necesidad de reducir la exposición en el tabaquismo pasivo, especialmente en entornos infantiles.
Nuestro ADN funciona como un libro de instrucciones para el cuerpo. Sin cambiar el contenido del “libro” (es decir, la secuencia genética), el humo del tabaco puede añadir “marcas” a ciertas páginas, afectando la manera en que se leen estas instrucciones.
Una de estas marcas, la metilación del ADN, es uno de los principales mecanismos epigenéticos y permite activar o inactivar la expresión de los genes.
El humo del tabaco es muy perjudicial para la salud y para nuestro ADN futuro
La impronta del humo en el ADN
A pesar de que hace tiempo que se sabe que los efectos del tabaquismo materno durante el embarazo afectan el epigenoma, esta investigación es de las primeras en mostrar como la exposición pasiva al humo del tabaco durante la infancia también puede tener un efecto.
El estudio ha incluido datos de 2.695 niños y niñas de ocho países europeos: España, Francia, Grecia, Lituania, Noruega, Países Bajos, Reino Unido y Suecia. Los y las participantes tenían entre 7 y 10 años y eran voluntarios/se de seis cohortes del Consorcio sobre Epigenética en el Embarazo y la Infancia (PACE, por sus siglas en inglés).
A partir de muestras de sangre de los y las participantes, el equipo científico estudió el nivel de metilación en lugares concretos del ADN a lo largo del genoma, y lo asoció con el número de personas fumadoras al hogar (0, 1 o 2 o más).
Se identificaron cambios en la metilación del ADN en 11 regiones (llamadas CpGs) asociadas a la exposición al tabaquismo pasivo. La mayoría de estas regiones también se habían relacionado en estudios previos con la exposición directa al tabaco en personas fumadoras activas o durante la gestación. Además, seis de ellas se asocian a enfermedades como el asma o el cáncer, para las cuales el tabaco supone un factor de riesgo.
“Nuestro estudio muestra que el tabaquismo pasivo durante la infancia deja huella a nivel molecular, pudiendo modificar la expresión de genes que influyen en la susceptibilidad a enfermedades en la edad adulta”, afirma Mariona Bustamante, investigadora de ISGlobal y autora sénior del estudio.
Un problema global con consecuencias a largo plazo
Todo y la creciente regulación del consumo de tabaco en espacios públicos, los hogares continúan siendo una de las principales fuentes de exposición al humo del tabaco para los niños y niñas. El año 2004, se estimó que el 40% de los niños y niñas de todo el mundo estaban expuestos al tabaquismo pasivo. La exposición infantil a este contaminante no solo incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y la función inmunitaria.
“Los resultados obtenidos sugieren que el tabaquismo pasivo durante la infancia resulta en cambios epigenéticos similares a los observados con la exposición intrauterina al tabaco o el consumo activo. Esto subraya la urgencia de implementar medidas integrales para reducir la exposición infantil al humo del tabaco, tanto al hogar como en otros espacios cerrados”, apunta Mariona Bustamante, investigadora de ISGlobal y autora sénior del estudio.
“No se trata de apelar a la responsabilidad individual de las familias: la exposición al tabaco es un problema de salud pública y esconde una cuestión de desigualdad social. Factores socioeconómicos y ambientales, junto con la persistente influencia de poderosos intereses comerciales, dificultan la reducción de la exposición al humo del tabaco en determinadas hogares”, concluye Mariona Bustamante, investigadora de ISGlobal y autora sénior del estudio.