Así funciona el nuevo protocolo para detectar el maltrato infantil

Si llevas a tu hijo al pediatra, la enfermera o el dentista de tu centro de salud y alguno de ellos sospecha que está siendo víctima de abusos, a partir de ahora pueden activar el nuevo protocolo contra el maltrato infantil.

Es la última iniciativa que ha puesto en marcha la Comunidad de Madrid en los centros de atención primaria y hospitalaria. La idea es que cualquiera de los profesionales de la salud que tiene contacto directo con nuestros hijos tenga las herramientas necesarias para poder detectar si está siendo víctima de alguna situación de maltrato.

Un problema que no suele verse a simple vista. José Antonio Luengo es decano del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y nos recuerda a Cope el desafío que supone identificar estos casos. “Las señales físicas son más evidentes y esto hace que sea más sencillo poder canalizar estas denuncias”, nos explica. “El problema está en poder detectar las señales emocionales y psicológicas, que no siempre dejan una huella a simple vista y ahí es donde aparece la capacidad de los profesionales para saber preguntar, saber mirar y saber escuchar”, señala.

Las secuelas que puede dejar este maltrato son de lo más variadas. Bajada del rendimiento escolar, trastornos del comportamiento, adicciones. Y pueden acompañar a la persona que lo sufre durante el resto de su vida, si no se ataja el problema a tiempo. “Estamos hablando de situaciones que viven muchos niños en silencio, a veces absolutamente ocultas, que afectan a su desarrollo personal bien en forma de negligencia, bien en caso de omisión de las repuestas que hay que dar para satisfacer sus necesidades o bien incluso de las agresiones físicas o psicológicas que tanto dañan”, concluye.

El objetivo de este protocolo es identificar episodios de violencia física, emocional o sexual, incluso si ésta se está ejerciendo a través de las redes sociales. También es capaz de detectar si hay negligencia en los cuidados del menor o si hay indicios de que pueda pertenecer a bandas delictivas.