El Caravaggio perdido llega al Museo de El Prado

El Ecce Homo estará expuesto en la pinacotea madrileña durante nueve meses

Ana Presmanes

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Museo del Prado ha presentado esta mañana el 'Ecce Homo' perdido de Caravaggio que les ha cedido su comprador durante nueve meses.

Desde mañana y hasta el 23 de febrero del 2025 el ECCE HOMO de CARAVAGGIO, uno de los grandes descubrimientos de la historia del arte, se podrá ver en el Museo del Prado.

El cuadro está colgado en la sala 8 de la pinacoteca madrileña, donde permanecerá en solitario para su exhibición pública hasta después del verano. Miguel Falomir, director de la pinacoteca madrileña, ha detallado que el acuerdo alcanzado con su propietario es qu ela obra esté expuesta duramte los próximos nueve meses en el Museo de El Prado. Los tres primeros estará en una sala propia y después se expondrá junto a otras obras en la sala del naturalismo europeo.

Salió a subasta en 2021

Fue en abril de 2021 cuando el Museo de el Prado alertó al Ministerio de Cultura de que la obra iba a ser subastada en la casa Ansorena. Se le atribuía a un alumno de José de Ribera con un precio de salida de 1.500 euros.

Cuando el cuadro apareció por primera vez al público en 2021 para ser subastado, fue presentado como 'La coronación de espinas'.....La obra, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) para impedir su salida del España, fue vendida posteriormente por alrededor de 30 millones a un comprador que se mantiene en el anonimato.

Los estudios durante estos años, y su posterior restauración, han permitido confirmar que se trata de un Caravaggio que forma parte de la colección privada del rey Felipe IV, el 'Ecce Homo'.

Pintada por el gran artista italiano hacia 1605-1609 y parte de la colección privada del rey Felipe IV, el 'Ecce Homo' es una de las alrededor de sesenta conocidas que existen de Caravaggio.

Uno de los grandes descubrimientos de la historia del arte

Es el quinto caravaggio que se podrá ver en España: hay otro en el Museo del Prado ('David vencedor de Goliath'); además de 'Santa Catalina de Alejandría' (Museo Thyssen-Bornemisza), 'Salomé con la cabeza de Juan el Bautista' (Colecciones Reales) y 'San Jerónimo en meditación' (Museo de Montserrat).

Desde su aparición en esta subasta, el 'Ecce Homo' ha representado "uno de los mayores descubrimientos de la historia del arte", informó en su momento el Prado, "logrando un consenso sin precedentes en lo que a su autentificación se refiere".

Cuando el cuadro apareció por primera vez al público en 2021 para ser subastado, fue presentado como 'La coronación de espinas'.

Hasta entonces había estado en el piso de la familia Pérez de Castro, en el madrileño barrio de Salamanca, quienes, según se supo después, eran descendientes de Evaristo Pérez de Castro, político, académico, redactor de la Constitución de 1812 y gran coleccionista de arte.

Declarada Bien de Interés Cultural (BIC) para impedir su salida del España, la obra posteriormente fue vendida por alrededor de 30 millones a un comprador que se mantiene en el anonimato.

Si hubiera podido salir de España, el precio se hubiera situado en unos 100, según Jorge Coll, responsable de Colnaghi, donde el cuadro se ha restaurado y ha permanecido custodiado desde su sorprendente aparición.

Durante los días previos a su muerte en la cruz, conocidos como la Pasión, Cristo fue arrestado y sufrió torturas a manos de los soldados romanos. Tras flagelarlo, lo llevaron ante el gobernador romano de Judea, Poncio Pilato. Según el evangelio de san Juan (19:2-5), Poncio Pilato lo presentó ante la multitud llevando una corona de espinas, una caña a modo de cetro y un manto púrpura que le habían colocado sus torturadores, para ridiculizarlo por haber afirmado que él era el rey de los judíos. Con las palabras “Aquí está el hombre” (“Ecce Homo”), Pilatos presentó esta lastimosa estampa al pueblo reunido ante su residencia, mostrando su sufrimiento.

La figura más cercana al espectador, que se inclina sobre el parapeto delantero, es Pilatos. Involucrando directamente tanto a la implícita multitud como al espectador, parece abrumado por la indecisión. Sin encontrar pruebas de los cargos contra Jesús, el gobernador romano pone su destino en manos de la multitud, que lo condena a morir con gritos que piden su crucifixión. Con la iluminación contrastada característica del estilo de Caravaggio, Cristo ocupa el centro de la composición. Las vívidas gotas de sangre replican el carmín del manto que el soldado a su izquierda le coloca sobre los hombros, contrastando con su carne pálida. Doliente y resignado, Cristo queda en el centro de este grupo compacto, ocupando el plano en una línea diagonal replicada por el cetro de caña. El soldado surge detrás de Cristo con la boca abierta, quizá gritando a la multitud, subrayando el sentido dramático y vacilante del momento. Los vivos toques blancos de sus ojos expresan emociones turbulentas, aunque no resulta claro si de odio, pánico o lástima. Los tres personajes remiten a modelos empleados por Caravaggio en algunos cuadros pintados previamente, y sus gestos dramáticos son característicos del estilo de narración pictórica del artista.

Caravaggio tuvo que abandonar Roma, donde había triunfado como pintor, tras herir de muerte en 1606 en una disputa a un hombre llamado Ranuccio Tomassoni. Para evitar la pena de muerte que pesaría sobre él por este crimen, el pintor abandonó la ciudad en mayo de 1606 y se fue a Nápoles. Tras una exitosa serie de encargos, viajó a Malta en 1607 para convertirse en caballero de la orden de San Juan. Tras pasar algo más de un año en Malta, Caravaggio dejó la isla de improviso, quizá por haberse descubierto sus antecedentes criminales. De allí fue a Sicilia, y de nuevo a Nápoles, esperando recibir noticias de un posible indulto. Durante estos años turbulentos pintó el Ecce Homo, que refleja la tensión de un fugitivo trabajando desesperadamente, rogando por que se le permitiera regresar a Roma. Muestra cómo su obra tardía evolucionó hacia un estilo más rápido y sintético que el de sus obras más tempranas, pero sin renunciar a la precisión en los detalles.

El Ecce Homo de Caravaggio es una pintura fuertemente vinculada a la historia del coleccionismo español. Aunque se desconoce cuándo y para quién se creó, aparece por primera vez con bastante seguridad en 1631 entre los bienes de Juan de Lezcano, un secretario del virrey en la corte de Nápoles. Sucesivamente y con toda certeza, se encuentra en 1657 en manos del conde de Castrillo, quien estuvo al frente del virreinato napolitano de 1653 a 1659. Enviada a Madrid, la pintura pasó al rey Felipe IV, apareciendo en 1666 en el Real Alcázar. Siguió desde entonces en la colección real, registrándose en 1789 en la Casa de Campo. Más adelante fue del ministro de Carlos IV Manuel Godoy, pasando con parte de su pinacoteca a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a comienzos del siglo xix. En 1823, esa institución la permutó por una obra de Alonso Cano al político Evaristo Pérez de Castro, de cuyos descendientes la ha adquirido el actual propietario.