Cómo prevenir los accidentes en casa por culpa de nuestra caldera

La mala combustión de una caldera ha provocado la muerte de un hombre de 45 años y heridas a tres personas más, una de ellas su mujer. El aparato estaba en otra vivienda

Gloria López Navas

Publicado el - Actualizado

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Se le conoce como el asesino silencioso porque es inoloro e invisible. Se trata del monóxido de carbono que este fin de semana se ha cobrado la vida de un hombre de 45 años y ha causado heridas a otras tres. Una de ellas, la mujer del fallecido, se encuentra en estado grave. Ha ocurrido en un edificio de tres alturas de viviendas en la calle Guadix, en el barrio madrileño de Orcasitas. La culpa ha sido de la mala combustión de una caldera de gas que estaba situada en otra vivienda, en una planta inferior.

Víctor Pernía es el director de la Escuela Técnica de Agremia, la asociación de empresas del sector de las instalaciones y la energía. Nos cuenta a Cope que los sistemas actuales son muy seguros y nunca dejan que el monóxido de carbono pueda pasar a otro vivienda, como ha ocurrido en este caso. De hecho, Víctor cree que lo que ha fallado en este edificio es que la caldera era demasiado antigua. “Seguramente es una caldera que tendría muchos años, sería muy antigua porque actualmente todas las calderas que se instalan son calderas estancas, son de cámara de combustión estanca, que imposibilita que se produzcan este tipo de sucesos y seguramente habrá habido una confluencia de situaciones desfavorables”, nos explica.

Por eso es tan importante realizar las revisiones pertinentes. Es obligatorio revisar las calderas de gas cada dos años y echarle un vistazo a la instalación completa cada 5. Pero nunca está de más comprobar que todo está correcto cada año, sobre todo, cuando vamos a empezar a utilizar la calefacción. De esta forma se da continuidad a esas revisiones obligatorias en las que se valoran muchos aspectos. Víctor nos cuenta lo que se mira en esas revisiones. “Se hace una revisión completa del equipo, se le hace un análisis de combustión para ver que, efectivamente, la combustión que está realizando es buena y que no hay ningún problema”. También “se revisan todos los dispositivos de seguridad y, si es necesario, se hace una limpieza del propio equipo y se verifica y se da la conformidad a que ese equipo está funcionando correctamente”, concluye

¿POR QUÉ ES TAN PELIGROSO?

También se miden los niveles de monóxido de carbono que hay en el ambiente. Al margen de que pueda producirse una explosión, lo más peligroso es que este gas actúa sin avisar porque no tiene olor y es invisible. Al respirarlo, reemplaza rápidamente al oxígeno que hay en nuestra sangre y va paralizando poco a poco nuestras células. Emilio Salgado es especialista en toxicología de la Sociedad Española de Médicos de Urgencia y nos explica a Cope que “a la hemoglobina, que es la molécula que transporta el oxígeno en los glóbulos rojos, le gusta 240 veces más el monóxido de carbono que el oxígeno y cuando llega ese glóbulo rojo que tiene poco oxígeno a los tejidos donde tiene que liberarlo, no puede hacerlo”.

Pero hay algo más, “por si esto no fuera poco, el monóxido de carbono paraliza el sistema que tiene la célula de producir energía”. Esto nos va generando una serie de síntomas que, en un primer momento, pueden parecer inofensivos pero que son sumamente peligrosos. “Dolor de cabeza, mareo, falta de concentración y, a medida que va aumentado la cantidad de monóxido de carbono en el ambiente, la persona va teniendo cada vez más somnolencia hasta que fallece”, detalla. Por eso, en cuanto empecemos a tener una somnolencia que no es normal o un dolor de cabeza intenso y repentino, lo que tenemos que hacer es ventilar la estancia. También es muy aconsejable acostumbrarnos a dormir siempre con la ventana un poco abierta, aunque sea invierno. Y si nieva, hay que vigilar que la acumulación de nieve no tapone las salidas del sistema de calefacción para que no se concentre el monóxido en el interior.