La restauración de la Puerta de Alcalá llega a su fin
El proyecto de restauración de la Puerta de Alcalá ha supuesto once meses de trabajo y una inversión superior a tres millones de euros
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Turistas y madrileños se han pasado los últimos meses preguntándose cuándo podrían ver de nuevo la Puerta de Alcalá sin la lona serigrafiada que la ha mantenido oculta a los curiosos. Lona bajo la cual se colocaron unos andamios en los que un equipo multidisciplinar ha estado trabajando para restaurar las piezas dañadas.
Durante dieciséis meses de trabajo, más de 150 profesionales -dice la Dirección General de Patrimonio- “han concentrado sus esfuerzos en estabilizar los riesgos de deterioro que afectaban al bien cultural, alcanzando un consenso sobre el estado de conservación y los criterios y metodologías de intervención más adecuados, conformes a las recomendaciones y protocolos, nacionales e internacionales, en materia de conservación del patrimonio cultural”.
El proyecto de restauración de la Puerta de Alcalá ha supuesto once meses de trabajo y una inversión superior a tres millones de euros. Fue promovido ante la inminente necesidad de acometer los trabajos de consolidación estructural de los conjuntos escultóricos, la eliminación de humedades, la sustitución del plomo de la cubierta y el tratamiento de la piedra en todas las fachadas.
La Dirección General de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid dará continuidad a la intervención recién concluida con un plan de mantenimiento, difusión y sensibilización hacia este monumento, que garantice su adecuada conservación preventiva.
Historia de la Puerta de Alcalá, símbolo de Madrid
La Puerta de Alcalá —antigua entrada a la capital por el camino real de Aragón y Cataluña— es una de las cinco puertas históricas principales de Madrid, junto a las de Atocha, Toledo, Segovia y Bilbao.
El actual monumento en honor de Carlos III es la culminación de un proceso evolutivo que comienza en el siglo XVI, con la capitalidad de la Villa y la construcción de una primera y primitiva puerta asociada a la cerca, que definía los límites urbanísticos y establecía una barrera física con fines fiscales y de vigilancia.
Este acceso cobraría protagonismo como elemento constructivo en 1599 con la entrada en la ciudad de Margarita de Austria —esposa de Felipe III—, cuando con motivo del ornato de la ciudad para la recepción regia, se acordó reemplazar la rudimentaria puerta por una nueva y monumental situada en un nuevo emplazamiento y con una clara función ornamental.
Desde aquella primera fábrica tendrían que pasar casi dos siglos y una sucesión de construcciones y cambios de ubicación hasta que el proyecto de Francisco Sabatini, construido entre 1769 y 1779, le otorgase el aspecto definitivo.
Un halcón y dos águilas para protegerla
El Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha un proyecto piloto para evitar que las aves aniden en lo alto del monumento y que las deyecciones de las palomas perjudiquen, de nuevo, al conjunto escultórico.
El halcón y las águilas sobrevuelan la Puerta de Alcalá varias veces al día, en cortos períodos de tiempo, sobre diez o quince minutos, y suelen hacerlo a distintas horas del día.