Un repartidor va a un pueblo de Madrid para entregar un paquete y vive una odisea: "Que no pinche la rueda"
Las principales tiendas online llegan a cualquier lado, obligando a los responsables de que esas compras lleguen a su destino a pasar por algunas zonas poco acondicionadas
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Mucho ha cambiado el reparto durante su historia. Seguro que todos los repartidores cuentan con miles de anécdotas que obtienen de sus largas jornadas de trabajo. Si no que se lo digan a este trabajador que entrega paquetes en la zona de Madrid. En esta ocasión, le tocó alejarse un poco de la gran ciudad, con todo lo que conlleva.
Hoy en día, los peligros que acechan al repartidor son mucho mayores que antaño. Para empezar, existe mucho más tráfico. Puede que esta estirpe llegue a su fin si se perfeccionan los robots. Por otro lado, seguro que también conocéis las noticias que van saliendo sobre el uso de drones por parte de grandes empresas como Google o Amazon.
No importa el tiempo que haga. No importa el medio en el que se transporten. No importa si es comida china, japonesa, italiana o tailandesa. Ellos siempre estarán allí, puntuales, con una gran sonrisa, justo a tiempo para evitar que empieces a comerte tu propio brazo por el hambre. Lo mismo sucede para llevarte esa última compra.
Pero en el sector del delivery existe el riesgo real de entrar en una dinámica negativa en la que los trabajadores estén insatisfechos por las malas condiciones, los clientes no reciban un buen servicio, los restauradores consideren que pagan por algo que no les beneficia y las empresas de reparto empeoren su imagen y dejen de aportar valor.
Un repartidor
La figura del repartidor ha ganado mucha más importancia tras el confinamiento. El servicio de entrega a domicilio representó el principal sustento de millones de comercios a nivel mundial. Ahora, solo en el Prime Day, Amazon España envía casi un millón de productos en un solo día.
Cada vez nos estamos acostumbrando más a eso de hacer nuestras compras online. Porque sí, te ofrecen muchas comodidades, como no tener que moverte de casa, o que todo te lo traigan pagando fácilmente. Eso sí, también tienen una contrapartida y es que, si lo pides por Internet, es posible que tengas que quedarte obligatoriamente a esperar ese pedido.
Pero a veces nuestras circunstancias lo impiden, por lo que nos vemos obligados a escribir a los repartidores para que nos lo dejen en algún sitio, antes que movernos a cualquier oficina de correos o una sede de la empresa de mensajería. También hay quien incluso pide que se lo tire al balcón como si de un balón se tratase.
La mitad de los españoles ha aumentado sus compras online en el último año. Pocos gestos ya más comunes que el de hacer clic para que, al poco, un mensajero llame a la puerta con el paquete que hemos pedido. Y cada vez lo es más. Pero ese clic, para muchos, se acaba transformando en una situación de oligopolio en el mercado.
Va a un pueblo de Madrid para entregar un paquete
No son pocas las reclamaciones de clientes hacia repartidores o empresas de mensajería por pedidos que llegan tarde, que no se entregan porque dicen que el destinatario no estaba en su casa. Pero ojo a las que podrían hacer los profesionales de este sector por las condiciones en las que a veces tienen que trabajar como enseña en este vídeo uno de ellos.
Los servicios de transporte tratan de ser más rápidos y eficaces, lo que no que quita que sigan teniendo problemas a la hora de entregar algunos pedidos. En esta ocasión, el repartidor se ve prácticamente en el medio de la nada, teniendo que hacer frente a una carretera sinuosa, casi impracticable.