A lo Elon Musk pero sin explosión: alumnos de 50 centros educativos lanzan minisatélites de fabricación propia

El gran cohete Starship de la empresa SpaceX explotaba este jueves en los cielos de Texas (EE.UU.) pocos minutos después del despegue, aunque la prueba se da por buena, tanto por los ingenieros de la compañía como por su propietario, el multimillonario Elon Musk, quien reaccionó de forma inmediata en su cuenta de Twitter para felicitar a sus equipos y animarles a seguir trabajando.

Un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la Humanidad, que diría Armstrong, independientemente del resultado.

Era el segundo intento de SpaceX para probar el Starship, diseñado para transportar personas a la órbita terrestre, la Luna y Marte. El cohete más potente de la historia explotó al alcanzar los 29 kilómetros, uno menos que el alcance del minisatélite que, el mismo día, lanzaban desde la Plaza de la Constitución de San Lorenzo de El Escorial.

Se trataba de una sonda atmosférica fabricada por un grupo de alumnos de 1º de Bachillerato del colegio La Inmaculada Concepción dentro un proyecto de la asignatura de Cultura Científica. El centro está potenciando el programa educacional de Aprendizaje Servicio con el objetivo de que los proyectos realizados tengan un servicio práctico al entorno o sociedad.

La sonda contenía una estación de medición con sensores de presión atmosférica, altitud, temperatura, acelerómetro y coordenadas geográficas, así como dos cámaras de acción para capturar fotos y vídeos de su viaje, y se eleva hasta la estratosfera mediante un globo aerostático que, al alcanzar los 30.000 metros, aproximadamente, estallaba dejando caer el dispositivo con un paracaídas.

El lanzamiento se convertía este jueves en todo un acontecimiento, seguido por numerosos estudiantes de otros centros educativos y público en general.

Este proyecto de estudio y construcción de la sonda se ha realizado bajo la dirección de los profesores Elena Pareja, Álvaro Santiago y Javier Hernando y es similar al que está llevando a cabo la Agencia Espacial Europea, un certamen internacional bautizado como CanSat, en el que participan más de 50 centros educativos de la Comunidad de Madrid con el lanzamiento de minisatélites diseñados y construidos por los alumnos.

La final práctica tuvo lugar también este jueves en el municipio de Valdelaguna con la presencia del vicepresidente regional y consejero de Educación y Universidades, Enrique Ossorio. "Este proyecto, la segunda edición de CanSat, coincide con el objetivo de la Comunidad de Madrid, que los alumnos estudien las asignaturas STEM, Ciencias, Matemáticas, Ingeniería. Es algo importantísimo en la actualidad y, por supuesto, en el futuro, y estamos muy satisfechos de la acogida. Hay que darles las gracias a los docentes y a los alumnos por participar y para nosotros es una gran satisfacción poder despertar estas inquietudes en los estudiantes", decía Ossorio.

En total, cerca de 500 estudiantes de ESO, Bachillerato y Formación Profesional, agrupados en 72 equipos, han asistido al evento, que consistía en el lanzamiento del microsatélite diseñado por cada equipo, que recopila una serie de datos ambientales.

El objetivo de los participantes ha sido adaptar las partes principales que se encuentran en un satélite, como la fuente de energía, los sensores o el sistema de comunicación, en el tamaño y forma de una lata de refresco.

Después, el dispositivo es lanzado desde una altura aproximada de 1 kilómetro a través de un paratrike -vehículo con parapente-, cohete o globo aerostático. Durante el descenso, los jóvenes deben realizar la recogida de datos, como la toma de fotografías a gran altitud, las medidas de radiación cósmica o ultravioleta o el comportamiento de microorganismos en el espacio. Finalmente, deben analizar y presentar esta información.

Para poder llevar a cabo esta actividad, los docentes de la Comunidad de Madrid han recibido un kit de materiales y una formación de 10 horas sobre todos los aspectos técnicos y de programación. Además, el equipo ganador de la fase regional competirá contra el resto de comunidades, de donde saldrá el representante de España en la clasificación europea.

El objetivo es incentivar el trabajo en equipo, la capacidad de las alumnas y alumnos de enfrentarse a retos, de superación personal y el uso de la tecnología.

IES El Escorial

En el certamen CanSat quería haber participado el IES El Escorial, pero llegó tarde. Aún así, siguió adelante con el proyecto y los alumnos de 3º de la ESO lanzarán su propio satélite a final de curso, en el mes de junio.

El nombre será elegido por ellos mismos y se barajan dos: EscoSat o Milcli.

La idea surgió precisamente de ese concurso de la Agencia Espacial Europea y se ha convertido en un proyecto fin de curso y en un reto a la vez. Está realizado por los estudiantes dentro de las asignaturas TIC, Tecnología de la Información y las Comunicaciones.

El coordinador es el profesor José Ignacio Macías. "Es un pequeño CanSat, son satélites con el tamaño de una lata de refresco. Lo vamos a lanzar a una altura de un kilómetro, el satélite se va a desprender del cohete y caerá con un paracaídas recogiendo datos en tiempo real de presión y temperaturas, localización con GPS, y lo enviará a una estación de tierra", explica.

Como todos los satélites, el del IES El Escorial también tendrá su misión secundaria. En este caso, mucho que ver con el Medio Ambiente. "Grabaremos imágenes de masa forestal, las procesaremos después y las analizaremos para saber cómo está esa masa forestal, si tiene estrés hídrico, si está enferma...", cuenta Macías.

La estructura de los grupos de trabajo está coordinado por dos alumnos de 1º de Bachillerato. Uno de ellos es Daniel Ventura. "Con ayuda del profesor de 3º de la ESO y de mis compañeros el proyecto marcha, yo me lo estoy pasando muy bien. Es como cuando eres un niño y tiras un cohete con una lata de refresco", cuenta.

Será a final de curso cuando se lance este satélite con bombas de agua a presión, aunque las pruebas comenzarán a principios del mes de junio con el lanzamiento desde drones que servirán para calibrar el funcionamiento del proyecto.