OPINIÓN: '¡Váyanse a la mierda!', por Juan Carlos Gumiel

"Me horroriza ver, como esta nuestra sociedad, se está convirtiendo en un tempano de hielo ante la desgracia y la fatalidad ajena"

Desayuno de palabras, Juan Carlos Gumiel

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Esta complicada situación en la que todavía desgraciadamente nos encontramos nos está arrojando una serie de preguntas y respuestas muy serias para nuestro futuro y nuestra estabilidad anímica, mental y vital.

Dejando al margen el lamentable y bochornoso espectáculo que nos ofrecen cada día nuestros representantes públicos en el Gobierno, la ruindad y vileza con la que se despachan una gran parte del sector de la población en las redes sociales y los diversos medios de comunicación, unos contra otros en una confrontación cada vez más agreste, zafia, sucia y hasta grotesca, hoy me propongo reflexionar con ustedes sobre todos esos paisajes, que mientras todos discutimos y opinamos a nuestro libre albedrío, van quedando en un terrible segundo plano. Me refiero a los paisajes de la tristeza, la soledad, la muerte, la tragedia y la desolación.

Familias que van perdiendo a sus familias; la abuelita, el papá, la hermana, el tío, el sobrino… Pérdidas irreparables que vamos viendo cómo se suman a esa frialdad de las cifras computerizadas en una de las mayores estadísticas negras de nuestra historia. Me horroriza ver, como esta nuestra sociedad, se está convirtiendo en un tempano de hielo ante la desgracia y la fatalidad ajena, ver el parte diario de los que ya no están (más de 50.000 mil muertos que sepamos) que parecen ajenos y olvidados de inmediato, me hiela la sangre y también el alma. ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Dónde ha quedado el respeto, el luto, el consuelo y nuestra máxima consideración para con todas esas familias cercenadas de seres queridos, de la noche a la mañana? Situaciones familiares dramáticas y terribles que salvo los 5 minutos de rigor de nuestros representantes políticos con sus rostros cariacontecidos no reciben nada más. Un olvido temprano e injusto para esas personas que dieron su vida para intentar salvar a otros, como es el caso del personal sanitario o esa relegación a la desmemoria de todas esas manos que trabajaron sin medios ni descanso para construir tras la guerra entre hermanos y la auténtica miseria de la posguerra, este maravilloso país que ahora se está convirtiendo en un territorio triste, dividido y desalmado. Ancianos y ancianas que se dejaron literalmente la piel que no terminaran de ver todos sus deseos cumplidos en nuestros días; una España sin rencores, unida, libre y plena de oportunidades, en perfecta convivencia.

Auténticos HÉROES que se han quedado en la estadística más injusta, desoladora y mortal de nuestro tiempo. ¿Dónde está el reconocimiento permanente? ¿Dónde está la ayuda psicológica a las familias? ¿Dónde están los planes de ayuda económica a esas familias que se quedan sin nada? ¿Dónde está la sensibilidad, el respeto, la verdadera altura moral de los “personajillos” que nos gobiernan?

“Cuando esto pase nos ocuparemos de todo ello” ¡Es lo que dicen con toda su jeta! “Ahora tenemos que estar centrados en solucionar la crisis de la pandemia” ¿Cómo? Viendo como se ríen de nosotros en el Congreso, escuchándoles arrojarse sus miserias políticas como siempre, haciendo leyes de chichi-nabo por la puerta de atrás, blanqueando y asociándose con pseudo terroristas asesinos, dando un hachazo letal a nuestro principal idioma, peleándose por el poder judicial, poniendo más trabas al que quiere sacar su familia adelante, subiéndonos más los impuestos…

¿De verdad? ¿No hay tiempo para ocuparse de nuestros muertos, de sus familias y de sus tragedias personales? ¿De verdad? ¿No hay estrategias reales y coordinadas para poner freno a las mafias de la inmigración ilegal?, ¿De verdad? ¿No hay soluciones progresistas y sociales para frenar o mitigar el cierre de negocios o el alarmante incremento de las colas del hambre que vemos cada día?

¿De verdad...? ¡Váyanse a la mierda!

Juan Carlos Gumiel.