El principio del fin del campo alicantino

La sequía, los altos costes o la falta de beneficios hace que crezca el abandono de las tierras y comiencen a 'sembrarse' de placas solares

Isabel Bartolomé

Alicante - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La agricultura ha dejado de ser rentable, especialmente aquí en la provincia de Alicante donde los agricultores tienen que hacer frente a los altos costes derivados del encarecimiento de los fertilizantes o el gasoíl, pero también a la sequía, a la falta de agua, que en los últimos años hace que las producciones sean cada vez más escasas. A ello se añade el bajo precio que reciben por sus productos, aunque luego los consumidores paguemos el doble en los supermercados. Todos estos factores hacen que cada vez más agricultores opten por dejar sus campos, de hecho "la Comunidad Valenciana es la región con el abandono de hectáreas mayor de toda España", señala José Vicente Andreu, presidente del sindicato agrario Jóvenes Agricultores, quien explica que tampoco hay relevo generacional "porque los jóvenes prefieren buscar otras salidas ya que el campo no les garantiza un futuro. Ahora mismo la media de edad de los agricultores es de 65 años".

Con este panorama no es de extrañar que se busquen alternativas para los terrenos ya abandonados o que comienzan a dejar de ser rentables. Es el caso de un grupo de propietarios de suelo en los municipios alicantinos de Monforte y Agost. Allí hace tiempo que las tierras dejaron de ser labradas "porque no había agua y no podíamos competir con empresas más grandes. Era una ruína", cuenta Josefa Campillo, una de las propietarias que vío que sus terrenos aún podían darle algún beneficio si se destinaban a la instalación de placas solares para generar energía fotovoltaica.

Nace así el proyecto "Secarral", un parque fotovoltaico que podría abastecer a 56.000 hogares además de ahorrar la emisión de dos millones de toneladas de dióxido de carbono. "Esto sería positivo porque también daría trabajo y uso a las parcelas abandonadas. Tendríamos energía límpia y rentable. Los beneficios que supondrá son socio-económicos", explica Campillo en defensa de este proyecto que de momento está parado pese a tener los permisos del Gobierno Central y la Generalitat. Y es que también los ayuntamientos de estos municipios tienen mucho que decir sobre la instalación de estas placas ya que es necesario que los suelos se reclasifiquen para poder acoger esta actividad. Además en algunos casos han encontrado la oposición vecinal. De ahí que los propietarios de terrenos interesados en que se instale el parque han llevado a cabo una recogida de firmas de apoyo, en torno a 700, que han llevado a los ayuntamientos para que se pongan manos a la obra cuanto antes.

De seguir así, de aquí a unos años, veremos como las viñas, los cítricos, los frutos sectos y los productos hortofrutícolas han dejado de existir para dar paso a tierras 'sembradas' de placas solares, mucho más rentables y menos sacrificadas que la agricultura.

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