OPINIÓN

Carmelo, ante la tricefalia herculana

El director deportivo pretendido por el Hércules demora su decisión ante la disparidad de opiniones de Ortiz, Ramírez y ahora también de Portillo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La partida de ajedrez que se está jugando en el Hércules para decidir la llegada del nuevo director deportivo empieza a ser larga y cansina. La carrera por los mandos del nuevo proyecto deportivo ha dejado en la cuneta a Dupi. Ortiz siempre ha tenido claro que el responsable de la reconstrucción del peor Hércules de la historia debía y debe ser Carmelo Del Pozo.

Pero en los últimos días están apareciendo nuevos actores. Las reglas del juego han cambiado desde la dimisión de Quique Hernández, para lo bueno y para lo malo. Para lo bueno porque su salida y la oleada de críticas han espabilado a Ortiz, que se ha ido a por Carmelo con más determinación. Para lo malo porque ha entrado en acción Javier Portillo. Y no es su momento después del batacazo del último año. Una de las máximas de Quique Hernández cuando ostentaba el cargo de presidente era que Portillo tenía que esperar y no podía estar en el nuevo Hércules. Lo repitió en varias ocasiones.

Ahora, con Hernández fuera de combate, el madrileño apadrinó la visita de Dupi a Alicante hace unos días y a ojos de Carmelo ahora ya no es una cuestión de lidiar sólo con Ortiz y con Ramírez, sino que también hay que lidiar con Portillo. La tricefalia herculana hace dudar más a Carmelo y mientras tanto los días avanzan y el gran perjudicado sigue siendo el Hércules.

Así que Ortiz debe empezar a cumplir su palabra. En la entrevista de COPE de hace diez días dijo que estaba cansado de que la gente mirara más por sus propios intereses que por los del club; que era el momento de cambiar esa cultura. A partir de ahora quería en el Hércules a gente que pensara en el club por encima de sus intereses particulares. Ya puede ponerse manos a la obra.

Entretanto, Carmelo sabe que alargar todo esto le está haciendo daño a su imagen de cara al aficionado herculano. Los comentarios empiezan a sucederse: que si está esperando una oferta de superior categoría, que si no lo tiene claro y que si tiene dudas es mejor que no venga… Y al final el defecto de Carmelo en toda esta historia es que quiere arreglar el Hércules antes de entrar y eso parece una misión casi imposible. Ramírez, Ortiz, Portillo…