Alicante contra el cáncer: del miedo a la esperanza

La enfermedad sigue creciendo aunque las tasas de mortalidad bajan

Alicante contra el cáncer: del miedo a la esperanza

Isabel Bartolomé

Alicante - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El cáncer sigue siendo responsable de más de un cuarto de las muertes en el país.  A pesar de ello, las tasas de mortalidad han disminuido gracias a las estrategias de prevención, el diagnóstico precoz y los avances terapéuticos. 

Todo lleva a pensar que los casos seguirán en  aumento, con un incremento del 3,3% estimado para este 2025, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), siendo el cáncer de mama uno de los más incidentes y prevalentes.

Esta enfermedad se ha convertido en uno de los problemas sociosanitarios que tiene España y el mundo. En 2024, un total de 290.411 personas fueron diagnosticadas de cáncer en España y 12.081 en la provincia de Alicante, según los datos de la Asociación Española contra el Cáncer en Alicante. En 2030 en España habrá 317.000 nuevos casos de cáncer, lo que supone un diagnóstico cada 1,8 minutos.

Hoy, cuatro de febrero, el mundo se detiene para recordar que la lucha contra el cáncer sigue siendo una batalla pendiente. Alicante no es ajena a esta realidad: miles de personas en nuestra provincia enfrentan día a día el impacto de esta enfermedad. Conmoción, ira, amor, miedo, duelo, gratitud… Todas estas emociones conviven en quienes reciben un diagnóstico. Pero también lo hacen la fortaleza, la resiliencia y la esperanza.

El cáncer no es una sola enfermedad, sino un conjunto de realidades con un mismo denominador común: la urgencia de una atención personalizada y un abordaje integral. El cáncer de mama será el más diagnosticado en 2025, con casi 38.000 nuevos casos en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Además, el cáncer de cérvix, cuerpo uterino y ovario siguen afectando a miles de mujeres cada año. 

Pero la lucha contra el cáncer no es solo una cuestión médica, sino también social. El ejercicio físico es una herramienta clave en la prevención: puede reducir hasta un 30% el riesgo de desarrollar cáncer de mama, colon, vejiga urinaria, endometrio, esófago y estómago, y hasta un 20% el riesgo de mortalidad específica por cáncer. Además, mejora la calidad de vida de los pacientes y favorece mejores respuestas a los tratamientos.