Aumento de autismo y TDAH en niños: el peligro del abuso de dispositivos del que alertan pediatras de Alicante

La sobreexposición a pantallas está afectando el sueño, el aprendizaje y la salud mental infantil

Isabel Bartolomé

Alicante - Publicado el

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Aumento significativo de trastornos como el autismo, el TDAH y diversas alteraciones psiquiátricas, del aprendizaje, la cognición, el comportamiento, el lenguaje y el sueño. Estos son algunos de los problemas que está provocando el abuso de dispositivos electrónicos en niños y adolescentes, según alertan los especialistas.

La pediatra María Luisa Lucas, del Departamento de Salud de Dénia, explica que la situación ha empeorado tras la pandemia de COVID-19. Antes de la crisis sanitaria, los casos de autismo en menores con trastornos del neurodesarrollo eran aproximadamente uno por cada mil pacientes. Actualmente, esa cifra ha aumentado hasta los treinta casos, lo que supone un incremento alarmante.

La doctora Lucas insiste en la importancia de regular el uso de dispositivos electrónicos, especialmente el acceso sin control a las redes sociales, para minimizar los efectos negativos en el desarrollo físico, mental y social de los menores. Según la especialista, la digitalización ha traído avances importantes, pero su uso inadecuado puede afectar gravemente a la salud infantil. Destaca que es fundamental que las familias establezcan normas claras y fomenten un equilibrio entre el mundo digital y el real.

Ante esta situación, el Departamento de Salud de Dénia se ha sumado al Plan Digital Familiar, una iniciativa promovida por la Sociedad Española de Pediatría para concienciar a las familias sobre los riesgos del uso inadecuado de dispositivos electrónicos y fomentar hábitos saludables tanto en el entorno familiar como en el escolar.

Impacto en la salud infantil y adolescente

Uno de los efectos más evidentes del uso excesivo de pantallas es la alteración del sueño. La luz azul emitida por los dispositivos electrónicos interfiere en la producción de melatonina, lo que dificulta el descanso adecuado. Cada vez son más los niños que presentan dificultades para conciliar el sueño o que no logran un descanso reparador debido al uso nocturno de pantallas, advierten los pediatras.

El sedentarismo es otro de los grandes problemas derivados de la sobreexposición a dispositivos electrónicos. Pasar muchas horas frente a una pantalla reduce la actividad física y fomenta hábitos poco saludables, lo que incrementa el riesgo de obesidad infantil. Los especialistas insisten en la necesidad de promover el ejercicio físico y evitar que el tiempo frente a pantallas sustituya actividades esenciales para el desarrollo de los menores.

El uso prolongado de pantallas también afecta al comportamiento y a la salud mental de los niños y adolescentes. Se ha observado una relación entre la sobreexposición a dispositivos electrónicos y un aumento de los niveles de ansiedad, impulsividad y menor capacidad de atención. Además, el consumo descontrolado de contenido digital puede influir en la aceptación de conductas de riesgo, especialmente entre los adolescentes.

Los problemas visuales han experimentado un crecimiento notable en los últimos años debido a la exposición continua a pantallas. La fatiga ocular, el enrojecimiento de los ojos, el lagrimeo y el aumento de la miopía son algunos de los síntomas más frecuentes. Para reducir estos efectos, los especialistas recomiendan aplicar la regla 20/20/20, que consiste en desviar la mirada hacia un objeto lejano durante 20 segundos cada 20 minutos de uso de pantalla.

Estrategias para un uso responsable de las pantallas

El Plan Digital Familiar promovido por la Sociedad Española de Pediatría establece una serie de medidas para minimizar los riesgos asociados al uso inadecuado de los dispositivos electrónicos. Entre las principales recomendaciones se encuentran:

- Establecer límites de tiempo según la edad: evitar el uso de pantallas en menores de seis años, limitarlo a una hora diaria en niños de siete a doce años y a un máximo de dos horas en adolescentes de trece a dieciséis años, incluyendo el tiempo destinado a tareas escolares.

- Crear espacios libres de pantallas en el hogar, como los dormitorios, el baño o el momento de las comidas, especialmente cuando se comparte con otros miembros de la familia.

- Promover el ejercicio físico y actividades al aire libre para reducir el sedentarismo.

- Supervisar el contenido digital al que acceden los menores y fomentar el desarrollo del pensamiento crítico y la empatía digital.

María Luisa Lucas insiste en que la educación digital debe ser un esfuerzo conjunto entre padres, educadores y profesionales de la salud. Asegura que el control parental no debe limitarse al uso de herramientas tecnológicas, sino que debe incluir un acompañamiento activo de los menores en su experiencia digital para ayudarles a gestionar los contenidos a los que acceden.

Los pediatras subrayan que, si bien la tecnología forma parte del entorno actual, su uso debe ser responsable y equilibrado para evitar consecuencias negativas en el desarrollo infantil y adolescente.