Murciélagos y aves al rescate: nueva estrategia contra los mosquitos en parques de Jijona

En la lucha contra los mosquitos, la naturaleza tiene sus propios aliados: pájaros y murciélagos. Conscientes de ello, los parques municipales del municipio de Jijona han estrenado nuevos y diminutos hogares en forma de cajas nido para atraer a estas especies que, además de embellecer el entorno con su presencia, se encargarán de reducir la molesta población de insectos de manera natural.

Quien pasee por el Parque del Barranc de la Font o el Parque de El Cuernero puede que aún no las haya notado, pero ahí están: 60 cajas nido adaptadas para aves insectívoras como herrerillos, carboneros o petirrojos, además de 14 refugios para murciélagos, auténticos devoradores nocturnos de mosquitos.

Una estrategia con alas y sin químicos

El calor y la humedad de los meses cálidos traen consigo la temida invasión de mosquitos. Hasta ahora, los tratamientos químicos han sido la respuesta habitual, pero esta vez se ha querido ir un paso más allá con una solución ecológica y sostenible. La clave está en reforzar el ecosistema urbano, permitiendo que la propia fauna regule la proliferación de insectos sin necesidad de recurrir a productos que puedan afectar al entorno.

"Sabemos lo molestos que son los mosquitos para los vecinos y cada año aplicamos tratamientos para reducir su número, pero queríamos probar una vía más natural y efectiva a largo plazo", explica Cristian Sirvent, concejal de Medio Ambiente.

Las cajas han sido fabricadas con madera de pino certificada y diseñadas para que las aves puedan anidar con comodidad. Su instalación se ha realizado en invierno, justo antes de la primavera, el momento perfecto para que comiencen a ser ocupadas. De hecho, ya se han detectado los primeros nidos activos en algunas de ellas.

La noche, territorio de los murciélagos

Pero no solo las aves se han convertido en protagonistas de este plan. En distintos puntos cercanos a los parques se han colocado ocho cajas simples y seis dobles para murciélagos, orientadas estratégicamente al norte, en función de sus preferencias naturales.

Lejos de la mala fama que a veces arrastran, estos pequeños mamíferos juegan un papel esencial en el equilibrio del ecosistema. Un solo murciélago puede llegar a consumir hasta 1.200 mosquitos en una sola noche. Con esta iniciativa, se busca que encuentren en la ciudad un refugio seguro para multiplicar su impacto positivo.

Más árboles, más biodiversidad

Este plan forma parte de un proyecto más amplio que apuesta por la regeneración verde de los espacios urbanos. En la zona de El Cuernero, junto al cauce del Río Coscó, se han plantado recientemente 200 árboles, que en el futuro servirán de refugio para muchas de estas especies.

"Además de combatir los mosquitos, estamos mejorando la biodiversidad de nuestros parques y ríos, favoreciendo la convivencia de distintas especies y embelleciendo la ciudad con más vida silvestre", destaca Sirvent.

Con una inversión de 5.000 euros, esta iniciativa aspira a demostrar que, cuando se trabaja con la naturaleza en lugar de contra ella, los resultados pueden ser sorprendentes.

Mientras tanto, la batalla contra los mosquitos ha comenzado y tiene unos aliados con alas dispuestos a ganarla.