OPINIÓN: 'Unidos, no sabemos', por Juan Carlos Gumiel
"Parece que la comunicación de la dupla izquierdo-progresista no es tan fluida como nos quieren hacer ver; ni personal, ni celular ni por línea 902..."
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Ministerio de Consumo propone cargarse esos números de atención al cliente que son auténticos tragaperras, es decir las líneas 902, esas que la gran mayoría de ciudadanos hemos sufrido alguna vez en nuestras propias carnes. La propuesta, propuesta por la cartera del ministro de Consumo Alberto garzón, tengo que reconocer que me alegra. En este caso, ha hecho los deberes que se desprenden habitualmente del sentido común y algo positivo han pensado para los sufridos ciudadanos ¡Que eso siempre es bueno! Aunque créanme que no dejo de preguntarme ¿Y si al final habrá algún tipo de trampa? Que nunca se sabe…
Porque está claro que, en el histórico de medidas adoptadas por este Ejecutivo de la sabiduría arbitraria, hoy puede ser una cosa y mañana todo lo contrario. No puedo dejar de acordarme que este “ínclito” ministro del Gobierno de España, dejó tambaleando y en entredicho la potencialidad y la necesidad del sector turístico en nuestro país (tan importante y vital en nuestra Costa Blanca) dejando caer que este tejido productivo y económico no es para tanto. Concretamente, y cito textualmente: que se trataba de “un sector estacional, precario y de bajo valor añadido” ¡Qué gran personaje! ¡No te jode! Y es que estos comunistas de salón que en su mayoría no conocen ni saben de la fatiga que supone montar y mantener un negocio, no tienen en su cabeza otra cosa que no sea cargarse o menospreciar la economía del esfuerzo, la de la gran empresa, la del pequeño autónomo o cualquier emprendimiento, que no venga arropado por dineros públicos que puedan controlar, tutelar o manejar a su antojo ideológico y recogidos en los cuadernos de estilo del buen comunista, mas pasados ya que la polilla del armario de Nefertiti.
Lo público es lo bueno y lo privado, facha. ¡Y dale! Así de simple lo suelen resumir para sus “parroquianos camaradas”, obviando naturalmente que, si terminamos suprimiendo o denostando todo el sector privado, poco o nada quedaría para el sostenimiento de lo público, salvo freír a impuestos a todos los ciudadanos y sacarnos hasta los tuétanos y si no, al tiempo...
¡Exprópiese camarada! ¡¡Exprópiese!! Esta es la historia. Y mientras, el pueblo sometido, pasando hambre y muchas penurias. (¿A que muchos de ustedes recuerdan esta imagen real y contemporánea del comunismo moderno? ¡Pues eso!)
Y de estos planteamientos, se entiende el enfado estos días de los ideólogos de la miseria, “el escudo social” y la división permanente, con su líder carismático a la cabeza Pablo Iglesias que, en otro acto de rebeldía personal y nunca mejor dicho, decidió recogerse la semana pasada ya la coleta y aparecer ante toda la sociedad con todo su moño.
¿Del discurso? Pues más de lo mismo, los habituales cantos de sirena y a ponerse en valor todo lo posible, porque sabe perfectamente que está en horas bajas como así se demuestra con el golazo colado por la escuadra de sus propios socios de gobierno, con la noticia de la fusión Bankia-CaixaBank de la que se enteraron los morados “según dicen” por la prensa, me consta que el enfado del grupo de ultra izquierda es mayúsculo. Parece que la comunicación de la dupla izquierdo-progresista no es tan fluida como nos quieren hacer ver; ni personal, ni celular ni por línea 902. Eso de no poder nacionalizar y/o controlar la banca no les prima en absoluto, y como entonaba en “Disculpe el señor” el grandioso Serrat (ahora también tachado de facha por la nueva progresía, ¡Manda narices…!) bien me quieres... bien te quiero... ¡¡¡No me toques el dinero!!!
Juan Carlos Gumiel.