Castellón producirá un 37% menos de aceite

LA UNIÓ señala que estamos a las puertas de otra campaña ruinosa para los productores de aceite de la Comunitat Valenciana

ctv-t8f-oliveres

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Se espera una campaña del aceite de oliva ruinosa, aunque menos negativa que el año pasado. La producción en Castellón superará las 20.000 toneladas, duplicando lo del año pasado. Esto parecería positivo y lo es en comparación con el año pasado, pero si echamos la mirada más atrás, se reducirá la producción de aceite en hasta un 37% de lo que sería normal.

La Unió Llauradora prevé una producción ligeramente superior a las 52.000 toneladas de olivas, que, pese a representar un aumento sobre la campaña pasada que fue una de las peores de la historia que se recuerda, supondrá un descenso de más de la mitad respecto de la producción media de las últimas diez campañas.

La campaña 2023 no se puede entender sin hacer referencia a la campaña pasada (2022) en la que con solo 8.270 toneladas de aceite supuso una bajada de más del 64% en relación con la media de los últimos años. En resumen, la pasada campaña se caracterizó por una producción casi testimonial en la mayoría de las comarcas productoras valencianas, aunque desigual según las zonas.

LA UNIÓ indica que con estos antecedentes se esperaba para esta campaña un incremento importante de la producción, pero las condiciones meteorológicas adversas han provocado que la producción, aunque mayor que en pasada, también será muy inferior a la media de las últimas.

Las primeras estimaciones de LA UNIÓ, tras un análisis de las diversas zonas productoras, revelan una producción aproximada de 52.759 toneladas de olivas, lo que significa un aumento del 19% sobre la pasada, aunque un descenso del 53% respecto de la media de las últimas diez.

Por provincias, igual que el año pasado, la producción será muy variable. Así, en la de Alicante se espera una cosecha cercana a las 23.000 toneladas, lo que supondrá un descenso del 17% respecto de la pasada y un 44% inferior a la media de las últimas campañas. En la de Valencia, con una producción esperada de unas 9.200 toneladas, la reducción será del 17%, pero respecto de la media de las últimas campañas será del 76%. Castellón es la provincia en la que se espera una producción algo superior a las 20.000 toneladas, lo que va a suponer que se multiplique por más de 2,5 la de la campaña anterior. No obstante, la reducción respecto de la media de las últimas será del 37%.

Esta merma importante de la cosecha esperada es consecuencia de diversos episodios meteorológicos desfavorables, entre los que cabe destacar la sequía cada vez más persistente que ha afectado a todas las comarcas del interior. En la comarca de Utiel-Requena ha habido en los meses de mayo, junio y julio una serie de episodios de pedrisco que han provocado también importantes pérdidas de producción. En las comarcas de Alicante, fundamentalmente en la Marina Alta o el Vinalopó, las elevadas temperaturas de abril, unido a las lluvias de mayo, han provocado daños de más del 50% de la producción.

El olivar valenciano se concentra mayoritariamente en las comarcas de interior y solo un poco más del 10% está en regadío, por tanto, la mayoría de nuestra producción está muy expuesta a las adversidades meteorológicas y en especial a la sequía.

LA UNIÓ cree que es urgente abordar una modernización de las explotaciones y diseñar un seguro agrario que haga atractiva su contratación. En este sentido reclama ayudas para los productores pues es un sector muy afectado por la sequía y por el aumento de los costes de producción debido a la guerra de Ucrania y no ha tenido por el momento ayudas. Algunas comunidades autónomas como Cataluña ya están trabajando para que sus productores de aceite tengan ayudas a partir de septiembre.

LA UNIÓ ya ha solicitado por escrito al conseller de Agricultura, José Luis Aguirre, que establezca incentivos económicos para los productores de olivar de la Comunitat Valenciana que han sufrido los efectos de las condiciones meteorológicas y la agravación de las condiciones del sector derivado del conflicto bélico en Ucrania, lo que provoca una pérdida de competitividad de las explotaciones y de la renta de las personas agricultoras.