'El bautismo, don y tarea' es el título de la carta dominical del obispo de Segorbe-Castellón

Monseñor Casimiro López Llorente se dirige a la comunidad de la diócesis de Segorbe-Castellón

Quique Rodríguez

Castellón - Publicado el - Actualizado

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La carta dominical que el obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, monseñor Casimiro López Llorente dirige a todo el Pueblo de Dios trata de 'El bautismo, don y tarea':

"Hemos concluido el tiempo de la Navidad con la Fiesta del Bautismo de Jesús, a orillas del río Jordán de manos de Juan Bautista. El bautismo de Jesús recuerda entre otras cosas nuestro bautismo. Por el agua y el Espíritu Santo, en la fuente bautismal renacemos a la vida misma de Dios. El bautismo nos sumerge en el misterio pascual de Cristo, en el misterio de su muerte y resurrección, que nos lava de todo pecado y nos da una vida nueva. Dios nos hace sus hijos amados en su Hijo, nos hace hermanos de Jesús y nos incorpora a la gran familia de los hijos de Dios, a la Iglesia, para que caminemos juntos hacia la perfección en el amor y a la vida eterna. He aquí el don precioso y totalmente gratuito de nuestro bautismo. Conscientes de este don de Dios, el bautizado ha de vivirlo con agradecimiento y alegría. Es una tarea prioritaria en nuestra Iglesia, cuando tantos bautizados se alejan de la fe, de la vida cristiana y de su Iglesia. El don del bautismo es como una semilla llamada a germinar, crecer y desarrollarse para dar frutos de santidad de vida y de misión. Para ello ha de ser acogido y vivido personalmente; nuestra respuesta a Dios comienza por la fe, por la que creemos y confiamos en Dios, nos adherimos de mente y corazón a la persona de Jesús y su Palabra, acogemos su gracia en los sacramentos, le amamos con todo nuestro ser y seguimos sus caminos unidos a la comunidad de la Iglesia participando en su vida y misión. Todo bautizado está llamado a recorrer personalmente este camino espiritual para que se desarrolle en él el don recibido y para que pueda llegar a otros el Evangelio de salvación, pues está destinado a todos.

“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15). Son las últimas palabras de Jesús a sus discípulos antes de volver al Padre. Jesús pone así en manos de todos sus discípulos la tarea de ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio. La Iglesia, formada por todos los bautizados, existe para evangelizar; esta su razón de ser y su gozo más profundo. A pesar de la secularización de nuestra sociedad, de los intentos de silenciar la fe cristiana o de las mofas blasfemas, los bautizados hemos de seguir anunciando a Jesucristo y el Evangelio, en privado y en público, de palabra y con obras.

Todos los bautizados somos corresponsables de la vida y misión evangelizadora de nuestra Iglesia. Jesús espera la implicación activa de todos. Esta comienza con una fe personal en Cristo Resucitado, hecha vida, e insertos en la comunidad de la Iglesia, que lleve a la participación activa en su vida y misión, hacia adentro y hacia afuera. Jesús pide que pongamos a disposición de la misión nuestras personas, nuestro tiempo, los dones recibidos gratuitamente de Dios y nuestra colaboración económica".