Las Cooperativas de aceite del Alto Palancia toman aire un año después del devastador incendio

Hace un año, la comarca del Alto Palancia miraba con tristeza a los árboles que pocas semanas antes vislumbraban una campaña más que decente para sus campos. Las llamas que arrancaron en Bejís a mediados de agosto se llevaban por delante 19.000 hectáreas entre los que se contaban muchas parcelas trabajadas y también dañaban otras de zonas cercanas, lastradas además por unas condiciones meteorológicas adversas.

Doce meses después, la comarca vuelve a reflotar, con el verde ganando espacio poco a poco al negro de la ceniza. Y ahora, llega con el delicioso sabor de su aceite de oliva, cuya campaña de recolección de la aceituna acaba de iniciarse y regresa con sensaciones positivas.

Aunque no resultaba complicado, este 2023 aumentará las cifras del año anterior, aunque aún se quedará lejos de campañas previas al incendio. Como ejemplo tenemos a la Cooperativa de Viver, que estima que alcanzará una cosecha de aproximadamente 750.000 kilos, lo que es un 86% más que el año anterior, pero lejos de los 1,2 millones que se podían recoger en un buen año en el campo.

La directora del área de producto de la Cooperativa de Viver, Cati Corell, ha apuntado en COPE que “aún no estamos a los niveles que hemos llegado a estar, pero vamos por buen camino, tanto en cantidad como en calidad”.

Del total de la cosecha, la gran mayoría se centraliza en la variedad autóctona, la serrana, cuya recolección ya se ha iniciado. Eso sí, este comienzo ha llegado con un gran condicionante en el campo. Y es que las olas de calor sufridas este verano también han lastrado la producción en este árbol de secano.

Si ya no se contaba con los árboles más afectados por el incendio que “van a tardar a recuperarse más, si es que lo logran”, las altas temperaturas han llevado a que “aunque el olivo está acostumbrado a pasar veranos duros, éste ha sido peor de lo que puede llegar a soportar”, por lo que la recuperación “se ha conseguido por las zonas de regadío, que está localizado y es de auxilio para sostener las cosechas”.

En todo caso, este crecimiento de la producción va a conllevar en la Cooperativa de Viver que se puedan volver a comercializar todos sus AOVEs, desde Lágrima, con aceitunas de variedad serrana, al Ohsade, un aceite extra ecológico que el pasado año no se pudo realizar.

Crisis de precios

Pero si hay una cuestión que está poniendo al aceite de oliva sobre la mesa es un precio. El coste de cada litro ha ido creciendo de manera paulatina en los supermercados, lo que ha puesto en alerta a la sociedad ante una posible escasez o imposibilidad de acabar comprándolo.

Desde Viver, y apelando a su compromiso cooperativo, se han mostrado contrarios a estas grandes subidas. Corell apunta en COPE que “tenemos un objetivo claro, que es producir con calidad y comercializar con dignidad. Cuando hablamos de rentabilidad huimos de la especulación, porque al final el perjudicado es el consumidor, pero también el productor. Estamos perdiendo de vista que el aceite es un producto básico para nuestra despensa, y no podemos perder esa visión”.

La directora del área de producto avisa además que “esta escalada de precios a futuro no es buena para nadie, ya que supone un doble perjuicio para agricultor y consumidor”.

Vuelta a la normalidad

Pero no es la única cooperativa que ya está activa en la zona. La de Bejís, después de culminar con éxito su crowdfunding “De negro al verde”, se prepara para reactivar máquinas tras no enchufarlas el año pasado. Para ello han contado con colaboración especial. Y es que de cara a tener todo limpio y listo es necesario usar antes olivas para hacer el conocido como aceite de arrastre. Y para conseguirlas se han desplazado hasta Vinaròs, donde un agricultor local se las ha regalado para poder poner a punto la almazara de la cooperativa de esta localidad del Alto Palancia. Una solidaridad que ha llegado del norte al sur de la provincia.