CINE Y MOTOR

ARDE NOTRE DAME

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los méritos de esta sobrecogedora y espectacular producción comienzan por su propio póster, muy elocuente, en él vemos a un bombero rezando mientras llueven chispas. El film recrea de forma espeluznante el infierno en que se convirtió Notre Dame. El despliegue técnico resulta apabullante y deslumbra la manera de orquestar su compleja puesta en escena; además ha sabido encajar las imágenes documentales. Indudablemente, consigue meter al espectador en medio de ese terrible caos y aproximarle a las sensaciones que padecieron cuantos se jugaron la vida por evitar el derrumbe total del edificio.

La tarde del 15 de abril de 2019, Lunes Santo, mientras se oficia una misa vespertina en la catedral más visitada del mundo (unos 13 millones de personas al año), salta la alarma de incendios. Al principio, los operarios lo achacan a un fallo del sistema electrónico; sin embargo, instantes después se constata lo impensable: las llamas se propagan rápidamente por la cubierta, amenazando el tejado, la emblemática aguja y hasta la fachada principal. Por si fuera poco, en el interior se hallan valiosas reliquias que deben ponerse a salvo. Las primeras unidades de bomberos que llegan se ven desbordadas por esta inédita situación.

Los compases iniciales están recorridos por una inevitable calma tensa y en ellos se apuntan las distintas causas que pudieron provocar el fuego según las investigaciones posteriores, sin decantarse por ninguna. La columna de humo causa perplejidad e incluso muchos no les prestan demasiada atención. Conforme los peores presagios adquieren entidad, reparte el protagonismo entre diferentes personajes que se verán directamente involucrados en los acontecimientos, imperando siempre un tono asfixiante.

Aplica convenientemente la cámara subjetiva con el fin de acercar al público los peligros y la angustia que soportaron quienes se enfrentaron a un enemigo asolador. Rinde así homenaje a los hombres y mujeres que participaron en unas incursiones prácticamente suicidas.

Señala también la falta de previsión en casos como este, donde el tráfico, los curiosos y algunas barreras artificiales retrasaron la intervención varios minutos. Denuncia igualmente, con contenida mordacidad, la irrupción inútil de las personalidades políticas, que suponen una distracción innecesaria.

El hecho de que los actores no sean estrellas internacionales contribuye a conferir al film mayor verosimilitud. Y desde luego, aunque se sufra durante el visionado, la película merece sobradamente la pena.