Una Roja muy anaranjada

Rememorando viejos tiempos, la Selección española que saltó al césped del Estadio Municipal de Braga tenía un claro aroma a Paterna. Mientras sonaba el himno nacional, cuatro de los once futbolistas de la Roja (que ayer lucía de azul claro) evocaban a la Academia del Valencia CF, aunque sólo dos de ellos siguen acudiendo allí a diario.

Dos de los ocupantes de la zaga, un mediocentro y un extremo, con raíces ches. José Luis Gayà, Hugo Guillamón, Carlos Soler y Ferran Torres crecieron juntos y se reencuentraron a la búsqueda de una plaza para la Final a cuatro de la Nations League en junio de 2023 y, de paso, de un pasaporte para estar en el próximo Mundial de Qatar que se disputará entre los próximos meses de noviembre y diciembre.

José Luis Gayà está cerca de alcanzar los 300 partidos con el Valencia CF, está a sólo dos de alcanzar a Waldo y a tres de Puchades, al margen de que está a punto de seguir vinculado a Mestalla por cinco temporadas más. Y puede presumir de una estadística grandiosa: España no ha perdido en ninguno de los 17 partidos en los que él ha jugado.

Hugo Guillamón ha sido el último en llegar y su polivalencia le puede dar el empujón necesario para entrar en la lista definitiva para el Mundial y también ha alcanzado un acuerdo con el club para continuar hasta 2026.

Ferran Torres y Carlos Soler han supuesto dos de las marchas más dolorosas para el valencianismo, por haberles visto crecer desde niños. Sus traspasos le han supuesto al club un ingreso de 43 millones de euros fijos, más otros 16 en variables.

A estos cuatro hay que añadir otros dos jugadores que se quedaron en el banquillo. Jordi Alba pasó por Paterna entre 2005 y 2012, cuando fue traspasado al FC Barcelona por 14 millones de euros. Disputó 110 partidos oficiales como blanquinegro. Por su parte, Borja Iglesias estuvo tres años en la cantera che (2007-2010), desde su salida de Santiago de Compostela y antes de pasar a la 'pedrera' del Villarreal CF.