Madrid - Publicado el - Actualizado
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El premio a la Mejor Bodega recayó en Casa Los Frailes, que se encuentra en el suroeste de la Comunidad Valenciana, en uno de los parajes más bellos, en ese triángulo mágico formado por Moixent, Fontanars y La Font de la Figuera y reconocido habitualmente como la Toscana Valenciana, gracias al ingenioso bautismo de nuestro amigo Vicente Lladró. Las condiciones privilegiadas de esta zona aportan al cultivo de las bondades del clima atlántico, aunque con una marcada influencia mediterránea. Lo que, en viticultura, se transforma en pura magia.
Los pueblos íberos se asentaron en la llamada Bastida de Moixent y allí encontramos numerosos vestigios de la crianza de la uva y del consumo del vino, con el valle del río Canyoles que les sirvió de vía de comercialización. Una de esas bodegas que conforman Les Terres dels Alforins es Casa Los Frailes. Antiguamente, en los siglos XVII y XVIII, fue una Abadía de frailes Jesuitas, que continuaron con el cultivo de las viñas y la elaboración de vino en tinajas de barro. Después de muchas vicisitudes, en 1771, un antepasado adquirió la finca, la bodega y los terrenos en pública subasta. Y desde entonces, estas 162 hectáreas de viñedo, olivos, almendros y bosque, han pertenecido a la familia Velázquez.
Trece son las generaciones de la familia que han pasado por la finca, y todas ellas merecen un recuerdo, y sobre todo sentirse parte de una bodega que ahora regenta y dirige un descendiente suyo, Miguel Velázquez, quien desde que se hizo cargo, tenía claro que sus vinos debían de expresar territorio y todo aquello que le rodeaba: suelo, clima, historia y la huella de una trayectoria. Consciente de la situación geográfica, Miguel se identifica con el terruño y continua el legado familiar elaborando vinos puros, sencillos y sinceros.
Y todo de la mano principalmente de la Monastrell, una de las variedades autóctonas de la comarca, y a la que ha seguido siempre fiel la bodega, encontrando en ella la calidad suficiente para elaborar los vinos de auténticas garantías. Vinos excepcionales que emocionan, que cuentan historias en cada copa.
Desde su incorporación, la agricultura ecológica es un sello distintivo la bodega, y desde el año 2000 poseen certificados que así la acreditan, convirtiéndose en pioneros en agricultura ecológica y biodinámica.
En las nuevas etiquetas que han sacado al mercado pretenden recuperan parte de su historia, a la que son fieles y pretenden reivindicar, como parte de su trayectoria, a parte de sus referencias clásicas como Bilogía, Trilogía o ese delicioso After 3, un vino dulce, natural de monastrell.