FIESTAs

¿De dónde proviene la famosa Tomatina de Buñol?

La fiesta valenciana cuenta con una historia un tanto peculiar, pero todo comenzó un verano de 1945

Origen de La Tomatina

Redacción COPE Valencia

Valencia - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

      
      
             
      

Hasta ese momento, lo golpeado eran cosas comunes que llegaba a encontrar por la calle, pero, capricho del destino, en el mismo recorrido del desfile se encontraba ubicado un puesto de hortalizas que fue utilizado por la multitud enfurecida con el fin de soltar un poco de adrenalina. Las personas que se encontraban observando el desfile, comenzaron a arrojarse tomates entre ellos hasta que las mismas fuerzas del orden público pusieron fin a la batalla.

¿Qué pasó después?

Al año siguiente, los jóvenes causantes del primer conflicto tomaron la decisión de repetir un altercado durante el desfile de forma voluntaria, incluso llevando así los tomates desde su casa. La Policía prohibió que se repitiera con el objetivo de evitar que se arraigase como tradición. Ante esta situación, la Tomatina fue prohibida a principios de los años 50, decisión que no disuadió a sus participantes, a pesar de que alguno de ellos fuese detenido. No obstante, el pueblo habló y la fiesta volvió a autorizarse y cada año iba sumando muchos más participantes y tornándose cada vez mucho más frenética.

Finalmente, La Tomatina se acabó permitiendo y se acabó probando como fiesta local. Con el paso de los años, esta celebración comenzó a popularizarse en el resto de España. Desde entonces, año a año ha crecido el número de participantes y el entusiasmo por la misma.

Pero la historia continúa

Pero esta historia llena de casualidades no terminó allí, pues el éxito ha llevado a que La Tomatina de Buñol fuera declarada en 2002 Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo. Incluso todo ello haciendo que se organice a día de hoy una Tomatina de niños y niñas que recogen de edades entre 4 años y 14.

      
             
      

En este caso, se trata de una celebración que acontece días antes de la gran batalla roja, pero en este caso cargada de una buena dosis de ilusión y frescura. Si la fiesta grande se desarrolla tradicionalmente el último miércoles de agosto, la Infantil se programa habitualmente el sábado previo.

Este evento nació para permitir que los más pequeños tengan la oportunidad de poder vivir la misma experiencia que los mayores; aunque de forma segura y sin las incomodidades propias de la masificación. De esta manera, los niños disfrutan del tomatazo; pero siempre bajo la emocionada mirada de sus más allegados.