CATÁSTROFE EN VALENCIA
Un superviviente de la DANA cuenta cómo dejó de luchar por su vida, pero se obró el milagro: "Me levantó"
David, vecino de la localidad valenciana de Torrent, pensó que perdía la vida por la hipotermia y la fuerza del agua, pero encontró un ángel de la guarda
Valencia - Publicado el - Actualizado
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Las tormentas y la riada que ha sufrido el sur de Valencia dejan destrucción y angustia, afectando a numerosas localidades y a sus vecinos. En este contexto de devastación, emergen historias de supervivencia y valor de quienes logran superar la adversidad.
David, un superviviente de aquella noche fatídica, cuenta en primera persona a Santi Pacheco cómo vivió la noche de las inundaciones en Torrent, enfrentando momentos de terror y desesperación, incluso, llegó a dejar de luchar por salvar su vida; "estaba muy cansado".
"Vino por la derecha una ola, me golpeó y me estampó contra una mediana y el coche empezó a flotar", recuerda David. La fuerza del agua arrastró su vehículo y, en cuestión de segundos, él ya estaba rodeado de agua en el interior de su coche. En un intento por escapar, abrió la puerta, pero al hacerlo, perdió sus gafas y el móvil, quedándose incomunicado y desorientado y a la deriva.
Mientras tanto, David enfrentaba lo peor de la naturaleza, "el agua me traía para abajo, yo hacia arriba, creía que de ahí no salía, lo pasé muy mal. Creía que iba a morir ahí."
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DAVID YA NO PODÍA MÁS
La corriente arrastró a David hasta unas naves donde se refugió sobre un camión gracias a que en esa zona había menos corriente. Las horas pasaban y el frío y la hipotermia comenzaron a pasarle factura, y David explica en Mediodía COPE MÁS en Valencia que se tumbó en el techo y pensó “aquí me muero, porque ahí no pasaba nadie”.
Fue entonces cuando se obró el milagro, un joven musulmán, al ver su estado, se acercó para ayudarle. "Me levantó el chaval, cógete a mí, me hizo pasar el río... Me quitó la ropa, me dio unas toallas, me abrazó para darme calor, y me dio una sudadera suya. A ese chico le debo la vida".
Secuelas Físicas y Emocionales
David está vivo, pero su dolor no solo es físico, también es emocional. “Las piernas las tengo reventadas, los codos, las rodillas, los riñones, vomité barro, cagué barro... No puedo andar, pero lo peor es la ansiedad y el insomnio", cuenta emocionado justo antes de volver a recordar que pensaba que no sobrevivía.
“Perdí mi vehículo, que tenía cuatro meses... Me duele porque yo estoy pagando y no lo tengo”. Sin embargo, al final, su mayor agradecimiento es por estar vivo y junto a su esposa, aunque el proceso de recuperación será largo.
"Ver que te pasa tu vida por delante, que ya no tienes fuerza y dejas luchar contra el agua...", expresa con amargura. Pero a pesar de las cicatrices, tanto físicas como emocionales, él intenta seguir adelante, con el apoyo de su familia y la esperanza de recuperar su bienestar.
En palabras de David, “algo como esto te cambia... Es muy duro. Muy, muy duro”.