DESDE BADAJOZ
3.000 kilómetros por el desierto de Marruecos a bordo de un Seat Panda
Dos pacenses disputan la PandaRaid 2019, una aventura en la que además pretenden surtir de material escolar a los pueblos más desfavorecidos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los pacenses Aníbal Barbero y Curro Larios participan en la PandaRaid 2019, desde este sábado, 9 de marzo. Recorrerán 3.000 kilómetros por el desierto de Marruecos durante una semana a bordo de un Seat Panda.
Una aventura en la que además pretenden surtir de material escolar a los pueblos más desfavorecidos por los que discurra este rally amateur que cuenta con siete etapas en las que se ponen a prueba las capacidades físicas y mentales de sus participantes.
"Es toda una aventura que queremos superar. Hemos preparado el coche para soportar todos los contratiempos que suponen el desierto", reconoce Barbero, uno de los integrantes del equipo Santa Mónica Viajes.
Más allá de la competición, se han tomado la carrera con filosofía y aprovecharán su paso por poblaciones desfavorecidas para ayudar. "Queremos hacer un guiño solidario y ayudar en lo que sea posible", señala Barbero, que explica que gracias al colegio Luis de Morales de Badajoz donarán material escolar a los más necesitados.
La Panda Raid es un rally amateur de larga distancia y resistencia que se celebra anualmente en marzo, donde más de un centenar de equipos deciden desafiar la suprema ley del sentido común y lanzarse a una aventura old school a bordo de un viejo Panda (o también Marbella). Se desarrolla en Marruecos a través de un recorrido de 7 etapas, que en algunos casos ponen a prueba las capacidades físicas y mentales de los equipos, valores supremos de un esfuerzo mecánico y de camaradas que pretende dejar atrás, al menos por unos días, el bullicio de la civilización y la dependencia de la tecnología. Lo importante no es el tiempo ni la velocidad; superar Panda Raid implica ante todo llegar a la meta.
Panda Raid cuenta este año con la participación de 390 equipos, consolidando esta prueba como un oasis para poder desconectar de la tecnología que tan presente tenemos en nuestro día a día. En unos días los participantes mirarán a un lado, y nada, a otro, y nada, a otro, un panda; 360º de desierto y pandas. No solo es un desafío al sentido común, sino una aventura necesaria para alimentar al ser humano inquieto que llevamos dentro.