Carlos no quiere abandonar su casa

Carlos Orellana vive desde hace 47 años el colegio Juan Vázquez. Su padre era el conserje del centro y debido a su trabajo se le cedió la propiedad. Al fallecer el mismo, en 2005, el Ayuntamiento de Badajoz comunicó a la familia que tenían que abandonar el inmueble, sin embargo, hasta el verano pasado, no recibieron la notificación definitiva.

Durante estas dos décadas, Carlos, guiado por la instituciones, ha intentado conseguir otra vivienda de carácter social pero no lo ha logrado. Su familia defiende que "no llega al baremo" que establecen las bases.  En todo este tiempo además, su situación económica no ha variado aunque su estado físico sí.

Lorena Orellana, su sobrina, señala que la salud de Carlos ha empeorado considerablemente: "Está trasplantado de hígado. Tiene una capacidad pulmonar de un tercio de los dos pulmones, movilidad reducida debido a unos problemas de cadera que le impiden subir escaleras y moverse por algunos terrenos y además, obesidad mórbida".

Esta situación ha dificultado que la familia acepte las dos propuestas presentadas por el consistorio para que abandone el centro. En primer lugar se le ofreció, según indica su sobrina, una habitación en un piso compartido en Villafranco del Guadiana, una opción que declinaron dada la lejanía del domicilio: "La hemos rechazado porque él no se puede ir a un pueblo aislado de su familia y en sus condiciones".

También se le ha ofrecido una vivienda cercana al centro educativo Santa Engracia de Badajoz, una casa ubicada en una primera planta sin ascensor: "El viernes, cuando fuimos a verla, le costó Dios y ayuda poder subir las escaleras, las tuvo que subir en varios tramos porque su cadera y sus piernas no se lo permitían, además se asfixiaba. Tenía que pararse cada dos escalones".  A esto se suma, en palabras de Lorena, que Carlos "no cabía en la casa".

la comunidad educativa apoya a carlos

Los miembros del AMPA del CEIP Juan Vázquez, así como integrantes del equipo directivo piden que Carlos conserve su hogar. En otras ocasiones, los centros pedían más espacio y por ello se cedía el terreno de estas viviendas, pero en este supuesto no ha sido así.

"Pedimos que se tenga en cuenta la voz de la comunidad educativa y de los padres y, sobre todo, que se haga justicia y que miren el caso individualmente"

Lorena Orellana

Sobrina de Carlos

Por todo ello, su familia, miembros del colegio y vecinos del barrio afirman que continuaran "luchando" para que "Carlos se quede en el colegio a vivir " o al menos obtenga "una vivienda digna y adaptada".