El “Cristo de Badajoz” preside el Jubileo 2025

El Cristo del Claustro, una emblemática imagen de mediados del siglo XVI, ocupa desde hace unas horas un lugar destacado en el Altar Mayor de la Catedral de Badajoz, donde permanecerá durante todo el Jubileo 2025. Esta obra anónima, perteneciente al estilo tardogótico, ha tenido una historia rica y variada a lo largo de los siglos, trasladándose entre diferentes lugares del templo catedralicio.

La imagen representa un crucificado de tamaño natural, sostenido por tres clavos y con una corona de espinas tallada que adorna su cabeza. A lo largo de los años, el Cristo del Claustro ha gozado de gran devoción entre los fieles de Badajoz. Con su reciente colocación en el altar mayor, se espera que esta devoción se revitalice y se fortalezca aún más entre los asistentes a la catedral.

La historia del Cristo del Claustro comienza en un contexto cultural y religioso vibrante a mediados del siglo XVI. En una época marcada por la espiritualidad intensa y las manifestaciones artísticas sin precedentes, esta imagen fue creada por un autor anónimo cuya habilidad dejó una huella indeleble en la tradición religiosa de Badajoz. Desde su nacimiento artístico, el Cristo fue concebido no solo como una representación religiosa, sino como un símbolo de esperanza y devoción para los fieles.

Su primera ubicación en la capilla de Santa Teresa o de San Fernando fue testigo de numerosas ceremonias religiosas y momentos significativos para la comunidad local. Sin embargo, con el paso del tiempo, el entorno cambió y las condiciones climáticas hicieron mella en su estado. El traslado al altar del Claustro marcó un nuevo capítulo en su vida; allí vivió momentos difíciles debido a la falta de protección adecuada contra las inclemencias externas.

Los años pasaron y el Cristo experimentó un deterioro que amenazaba su integridad. A pesar de esto, la devoción hacia esta imagen nunca flaqueó. Los fieles continuaron acudiendo a rendir homenaje al crucificado, encontrando consuelo y fortaleza en su presencia.

Más tarde la imagen fue reubicada en la capilla que actualmente ocupa por el obispo Marín de Rodezno a finales del siglo XVII y conocida como la capilla del Santo Cristo.

Finalmente, ha llegado un momento crucial en el que Fray José lo ha elegido para ocupar un lugar central en la catedral. Esto no solo ha significado un retorno físico a un espacio prominente dentro del templo catedralicio; también simboliza una renovación espiritual tanto para la imagen como para los devotos que encontraron en ella una fuente renovada de inspiración y fe.

Debido al estado en que se encontraba la imagen, se ha llevado a cabo un minucioso procedimiento de restauración para garantizar su estabilidad estructural y preservar su valiosa policromía original. Este trabajo ha sido realizado por el restaurador Ricardo Kantowitz en varias etapas, siguiendo principios de mínima intervención y reversibilidad. Se ha realizado un diagnóstico detallado mediante inspección visual y pruebas no invasivas para identificar áreas con desprendimientos o fragilidades. En las zonas con riesgo inmediato, se han aplicado adhesivos reversibles para evitar daños mayores y se ha diseñado una base de hierro con protectores para su exposición en el presbiterio.

La restauración realizada por Kantowitz ha sido fundamental para garantizar que esta obra pueda continuar contando su historia por muchos años más. Con cada intervención cuidadosa, se ha preservado especialmente el legado cultural que el Cristo representa para Badajoz.

Hoy, al ocupar su lugar en el Altar Mayor durante el Jubileo 2025, el Cristo de Badajoz no solo revive las memorias pasadas; también invita a nuevas generaciones a descubrir su historia y fortalecer los lazos comunitarios a través de la fe. Su presencia renovada es testimonio de que las tradiciones pueden adaptarse y florecer incluso frente a las adversidades climática.