La Misa Pontifical en Cáceres se traslada a la Concatedral de Santa María

Ante la alerta meteorológica prevista para el sábado

José Luis Lorido

Badajoz - Publicado el

2 min lectura

      
      
             
      

Ante las adversidades climatológicas, la Real Cofradía de Nuestra Señora la Santísima Virgen de la Montaña, en un claro ejemplo de previsión y cuidado por sus fieles, ha decidido trasladar la Misa Pontifical del sábado 12 de octubre desde la Plaza Mayor, donde estaba previsto realizarse, a la Santa Iglesia Concatedral de Santa María. Una celebración que estará presidida por el Nuncio Apostólico de Su Santidad en España, Monseñor Bernardito Cleopas Auza. Esta decisión, aunque modifica los planes iniciales, garantiza que los actos religiosos se desarrollen con la solemnidad y el fervor propios de esta celebración centenaria.

La procesión de retorno al Santuario, prevista para el día 13 se mantiene con la presencia del Nuncio Apostólico.

La Virgen de la Montaña es mucho más que una simple imagen religiosa para los cacereños. Es la patrona de la ciudad, un símbolo de identidad y un referente espiritual que ha unido a generaciones enteras. Sus raíces se hunden en la historia, y su culto ha evolucionado a lo largo de los siglos, convirtiéndola en una de las figuras más veneradas de Extremadura.

Los orígenes de su culto se pierden en la noche de los tiempos, aunque existen diversas leyendas y tradiciones que intentan explicar su aparición en la ciudad. Una de las más conocidas cuenta la historia de un pastor que encontró una imagen de la Virgen en la sierra y la trasladó hasta el lugar donde hoy se levanta su santuario.

A lo largo de los siglos, la devoción a la Virgen de la Montaña fue creciendo, y su santuario se convirtió en un lugar de peregrinación para fieles de toda la región. Su imagen, una talla románica de gran belleza, fue objeto de numerosas ofrendas y milagros, lo que consolidó su estatus como patrona de Cáceres.

Uno de los hitos más importantes en la historia de la Virgen de la Montaña fue su coronación canónica, celebrada en 1924, de cuyos actos conmemorativos esta Misa Pontifical supondrá el colofón. Este acontecimiento supuso un reconocimiento oficial de su importancia religiosa y un motivo de gran júbilo para los cacereños.